La simplicidad de una diosa griega en el desfile Dior y el surrealismo marca de la casa Schiaparelli protagonizaron la Semana de la Alta Costura femenina en París esta semana.
Con enormes volúmenes, vestidos en blanco, negro, dorados y plateados, Schiaparelli hizo honor a su reputación de vanguardia. El objetivo era una interpretación “surrealista del vestuario cotidiano femenino”, con blusas blancas, cuellos de cisne negros y abrigos de proporciones exageradas.

Por su lado Dior invocó a los dioses griegos para presentar una colección de alta costura particularmente simple, sin tacones, forros ni volantes.
La silueta es vertical, la línea limpia y los colores refinados: blanco, negro, beige, dorado y plateado.

La moda que se presenta esta semana en París es supuestamente de otoño e invierno, pero para Viktor&Rolf no hay más fronteras que las que uno decide romper. Si acaso, la mujer que lleva la ropa diminuta de esta colección puede protegerse con falsos maniquíes de esmoquin, que la envuelven y la acompañan mientras se pasea.
Las modelos que no desfilaban con esos peculiares guardaespaldas exhibieron enormes lazos, como regalos. O palabras: un “NO” enorme y tridimensional, cosido encima del pecho, o “Dream”.
Viktor&Rolf gusta de equipar a sus mujeres con hombreras exageradas o sobreponer la misma prenda, en tallas cada vez mayores. Los colores son rosa chillón, naranja fluorescente.

Mucha más seriedad mostró Zuhair Murad, creador libanés que aúna la artesanía más exquisita con la suntuosidad de la alta costura intemporal. Faldas holgadas, de muselina o capas de seda. A partir de la cintura, un ramillete prieto de rosas bordadas y un velo vaporoso para cubrir la cabeza.Bodies negros, bordados con lentejuelas como telarañas. La capa, de azul noche, para envolver el cuerpo, antes de que la señora vaya a recogerse a sus aposentos.
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