Especialmente ahora cuando el presidente Trump ha impuesto un 10% de arancel a los productos hondureños vendidos a los Estados Unidos, lo que es violatorio del Tratado de Libre Comercio vigente, al incrementar el monto de lo que nos compra la Unión Americana en un aproximado de $508 millones, no solo debemos incrementar nuestras exportaciones, lo que implica capacitar a la mano de obra con mayores niveles de productividad, con preparación técnica adecuada, a efecto de generar una fuerza de trabajo diestra en el manejo de maquinaria, en la lectura e interpretación de planos, con espíritu de iniciativa que complemente la del empleador, que vea en él o en ella a un socio en una misión compartida, en que el esfuerzo de ambos hará posible el cumplimiento de cuotas y metas, descartando ambientes de conflictividad que debilitan y desgastan. Adicionalmente, debe ser estimulada con capacitaciones permanentes, estímulos salariales, mejoras en el ambiente laboral.
La búsqueda de nuevos socios comerciales permitirá ubicar nuevos mercados compradores, ofreciendo una gama de productos agropecuarios y manufacturas en las que poseemos cierto grado de competitividad, lo que requiere de un esfuerzo conjunto entre los sectores público y privado. Nuestro servicio exterior debe agilizarse en esa búsqueda de nuevos socios comerciales particularmente en Europa y Asia.
Además, se debe mejorar significativamente el abastecimiento de energía y la infraestructura vial y portuaria a efecto de agilizar el traslado de bienes exportados e importados con prontitud. La rehabilitación del canal seco, hoy deteriorado por la falta de mantenimiento, hará posible el desplazamiento en menor tiempo entre las regiones sur y central con la costa norte. Y, también, hay que limitar al máximo la importación de productos suntuarios que solamente son adquiridos por aquellos estratos sociales de alto poder adquisitivo, con la consiguiente fuga de divisas.
Estamos a partir de ahora enfrentando una realidad inédita, a la cual debemos buscarle alternativas de solución. El resto de naciones está en situación igual o mayor, cada una planificando otros cursos de acción alternativos para poder absorber y remontar lo recién decidido por el titular del Poder Ejecutivo desde la Casa Blanca, que incide negativamente en un principio fundamental de la globalización: la libertad del comercio mundial, exento de trabas que lo restringen y limitan. Hoy las políticas proteccionistas han sido restablecidas por Washington, con repercusiones inéditas a escala planetaria.