El 19 de marzo en Honduras se conmemora el Día del Padre, inspirada dicha fecha en san José, padre de Jesús. Fue mediante el decreto legislativo publicado en La Gaceta del 9 de febrero de 1960 que el Día del Padre quedó oficialmente instituido. Esta celebración dedicada a los padres de familia busca honrar la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos.
Pero en la demandante vida actual, el papel del padre en la vida de sus hijos, en muchos casos, ha ido quedando relegado al mero sustantivo. Padres e hijos le han perdido el respeto a esta figura noble.
La paternidad irresponsable tan generalizada, el lado sórdido de esa figura, es causa de la reproducción de la pobreza, la deserción escolar, los embarazos tempranos, la delincuencia, la drogadicción, la violencia y la prostitución.
Este 6 de febrero recién pasado, mi padre cumplió 55 años de fallecido. Murió de 63 años, yo tenía 11. Murió por enfermedad, en el extranjero, se fue vivo en busca de salud y regresó muerto. Los recuerdos que tengo de él son vagos, escasos, como flashazos en blanco y negro. No tuve sus consejos ni regaños.
En la vida he visto con tristeza cómo hay hijos que desperdician la oportunidad de tener un padre. Muchos rechazan la figura paterna y los ven como enemigos. Malinterpretan sus consejos y reprimendas. Desconocen su autoridad y les faltan el respeto abiertamente. Y una gran cantidad de jóvenes de hoy se forman siguiendo ejemplos de las vidas alocadas, bizarras, desajustadas, que ven en las redes sociales. Vidas que están en contraposición a la armonía de lo natural. Viven inmersos en una pantalla.
Yo crecí sin un padre porque se le acabó el tiempo prematuramente en mi vida. Me hubiera encantado tenerlo, disfrutar caminando a su lado, escuchar la sabiduría de sus labios, verlo ser fantástico.
Pero no se me dio. Me perdí su vida. Es la parte que me ha faltado. Lo he extrañado toda mi vida.
Pero sí se me dio la bendición de ser padre de dos buenos hijos, adultos ya, dos buenas personas, decentes, que van por la vida siguiendo sus sueños sin hacerle daño a nadie, sin aprovecharse de nadie. Dos extensiones mías que me enorgullecen.
Ellos me han dado el mejor título que tengo.
Feliz día a los que son padres de sus hijos.