Por: James Wagner y Sarah Kerr/The New York Times
En un video de propaganda publicado por el Gobierno de El Salvador, detenidos encadenados son sacados a la fuerza de aviones mientras drones sobrevuelan, filmándolos. La música aumenta y los hombres son metidos a empujones a vehículos blindados y llevados a una gran prisión, donde les afeitan la cabeza y son llevados en filas organizadas a grandes celdas.
El video muestra a migrantes venezolanos recientemente deportados de Estados Unidos, a quienes los funcionarios estadounidenses acusan de ser pandilleros, de acuerdo con funcionarios salvadoreños. El video de tres minutos también muestra a presuntos miembros de la pandilla MS-13, dijeron.
El video, publicado el 16 de marzo por el Presidente de El Salvador, fue visto casi 39 millones de veces en las redes sociales en sólo los primeros tres días después de su publicación. También fue reproducido repetidamente en los noticieros por cable.
El video es un retrato extraordinario de migrantes detenidos sujetos a procedimientos de deportación estadounidenses, que rara vez se transmiten tan abiertamente. Pero el estilo de video no es nuevo en El Salvador.

El Presidente Nayib Bukele, un ex publicista electo al cargo en el 2019, ha hecho del enjuiciamiento y el encarcelamiento de las pandillas de El Salvador una parte clave de su mandato. Ha subrayado su línea dura con videos de arrestos y encarcelamientos.
“Estos son videos que típicamente humillan e intentan deshumanizar a las personas detenidas allí, y en este caso deportadas”, declaró Juanita Goebertus Estrada, directora de la división de las Américas de Human Rights Watch.
Megacárcel a disposición de EEUU
La Administración Trump ha revelado poca información sobre los hombres, incluyendo cualquier evidencia de que sean pandilleros. Afirma que videos como este muestran cómo el Presidente Donald J. Trump está cumpliendo sus promesas de detener la inmigración ilegal y realizar deportaciones masivas.
En febrero, Marco Rubio, Secretario de Estado de EU, visitó El Salvador. Anunció que Bukele había ofrecido recibir a deportados de cualquier nacionalidad, incluyendo ciudadanos estadounidenses, y alojarlos a cambio de una cuota en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), una nueva megaprisión con capacidad para albergar a hasta 40 mil reclusos.
En marzo, la Administración Trump anunció que El Salvador recibiría 6 millones de dólares por recibir a cientos de deportados, la mayoría de quienes el Gobierno estadounidense dijo que pertenecía al grupo criminal venezolano Tren de Aragua, sin ofrecer pruebas ni revelar los nombres de los detenidos.
Este tipo de videos de propaganda se volvieron comunes en El Salvador en el 2022, después de que un aumento en la violencia pandillera en el País centroamericano llevó al Gobierno a decretar un estado de emergencia —que aún se mantiene. El Ejército y la policía iniciaron una campaña de arrestos masivos, con muchas personas encarceladas sin el debido proceso.
Aunque la represión redujo significativamente la violencia pandillera, al mismo tiempo erosionó las libertades civiles y centralizó el poder bajo Bukele.
Es probable que la nueva alianza de Bukele con Estados Unidos envalentone aún más la producción de videos de propaganda de su Gobierno.
“Causan impacto”, dijo sobre los videos Ricardo Valencia, oficial de prensa en la Embajada de El Salvador en Washington del 2010 al 2014. “Pero esto te habla de lo poco que existe el Estado de Derecho en El Salvador. La crueldad es el punto”.
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