El día 14 del corriente, la coordinadora de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), Miriam Miranda, divulgó el audio que le fue enviado contentivo de amenazas de muerte tanto a ella como a sus familiares, y declaró:
“Nos amenazan por defender nuestros derechos ancestrales. Exigimos respuesta inmediata del Estado hondureño (que) debe investigar y cumplir las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, asimismo, garantizar la seguridad de la dirigencia de la OFRANEH”.
Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos manifestó su “profunda preocupación” por la violencia y amenazas en contra de los pobladores de las comunidades de Triunfo de la Cruz, Punta Piedra y San Juan, y de directivos de la OFRANEH”, constitutivo de “hechos de extrema gravedad y requieren la adopción de medidas de carácter urgente”.
¿Quiénes forman estos grupos delictivos, geofagos, que ambicionan irse apoderando, cada vez más, de las playas y esteros de sus comunidades?
El actual gobierno, al igual que los precedentes, no está acatando ni garantizando a plenitud la efectiva e inmediata implementación de las tres sentencias condenatorias emitidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que ordenan la reivindicación y saneamiento de los territorios de dichas comunidades costeras.
Simultáneamente, el Estado debe realizar investigaciones inmediatas y exhaustivas, que permitan prevenir la consumación de las amenazas vertidas, esclarecer los hechos y sancionar a los responsables.
Todo esto está ocurriendo cuando nuestros compatriotas garífunas conmemoran el 228 aniversario de su arribo a Punta Gorda, Roatán en 1797 y su eventual asentamiento a lo largo del litoral norteño de nuestro país y en menor número, en Belice y costa caribeña de Nicaragua.
El proceso de despojo de sus tierras ancestrales significa, literalmente, la sentencia de muerte para hombres y mujeres dedicados a actividades pesqueras y agrícolas, que de consumarse totalmente, los convertiría en refugiados internos, en el proceso perdiendo su cultura y autoestima como grupo étnico distintivo que ha contribuido de diversas maneras a que Honduras sea diversa en la unidad, con proyección hacia dentro y fuera de nuestras fronteras patrias.
Se requiere de la solidaridad militante de todos los y las compatriotas, aunados en la defensa y protección de nuestros paisanos garífunas.