Cambio climático

Las Naciones Unidas lo definen como un cambio en el clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana

Las Naciones Unidas lo definen como un cambio en el clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.

Los países con mayor responsabilidad como emisores de carbono y gases de efecto invernadero son los más industrializados: China, Estados Unidos de América y el resto de naciones desarrolladas, aportando el 45% del total, con un 15% de la población mundial; las regiones más pobres del mundo son las que más sufren los mayores impactos de este fenómeno que está muy relacionado con el transporte vinculado con el petróleo y el carbón, infraestructura, servicios, alimentación, manejo de residuos.

Todas y todos tenemos posibilidades de mitigar sus causas con acciones que van desde lo individual hasta lo colectivo, adoptando tanto medidas de mitigación y de adaptación.

La tendencia inexorable es al calentamiento en la superficie y en los mares del planeta, impactando en la salud, cosechas, flora, fauna, fenómenos meteorológicos (huracanes, sequías, inundaciones), biodiversidad, turismo.

Centroamérica, especialmente Honduras, presenta una muy alta vulnerabilidad ante sismos, erupciones volcánicas, deslizamientos, inundaciones. Nuestro país está ubicado como el tercero con mayor riesgo en el mundo, debido a la creciente degradación ambiental, viviendas ubicadas en pendientes y zonas inundables y deficientemente construidas, cambios en el uso de suelos, degradación de

ecosistemas costeros, deforestación de riberas de los ríos y montañas, migración campo-ciudad, todo lo cual continua debilitando la seguridad alimentaria con mayores frecuencias de hambrunas y pérdida de cosechas, destrucción de recursos renovables, manglares y humedales, la implementación del modelo extractivo en la minería, afectando particularmente a los compatriotas que viven en zonas vulnerables y en condición de pobreza y a quienes dependen económicamente de los recursos extraídos de los ecosistemas, formados por especies que se relacionan entre si y por el medio físico en que interactúan: plantas, animales, microorganismos junto con el suelo, clima, agua, aire.

Ante la depredación del ambiente, cada vez es más difícil su recuperación por sus propios medios ante el incesante consumo y demandas de alimentos, agua, materias primas y energía, además de la contaminación atmosférica, de mares y ríos, suelos.

La protección y uso racional de los servicios que brindan los ecosistemas resulta clave para la sostenibilidad de la vida humana, cada vez más en peligro ante las conductas irracionales, autodestructivas provocada por modelos económicos centrados en el consumo y la generación de ganancias ilimitadas, sin importar los medios.

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