20/12/2025
09:30 AM

Oclocracia y cleptocracia

Estamos en grave peligro de caer en una de las mayores tragedias que un país democrático pueda sufrir, la degeneración de la democracia por una forma de gobierno demagógico y dictatorial. Desde hace 15 años son varios los países americanos que han caído en esta forma de gobierno que no ha dejado otra cosa que más pobreza, atraso económico, desempleo y violencia, se trata de gobiernos populistas que para ganarse la simpatía de las grandes mayorías desposeídas hablan en su nombre para luego sumirlos en la más baja de las formas esclavizadoras modernas, su vida depende de las dádivas que demagógicamente les otorga el Estado, se persigue a la empresa privada destruyendo las fuentes de trabajo para que las grandes masas se vean obligadas a recurrir al subsidio estatal, la población se empobrece aún más y entones se busca un chivo expiatorio que bien pueden ser grupos étnicos, políticos, económicos, empresariales o profesionales. Esta forma demagógica de gobierno fue descrito desde hace más de 200 años antes de Cristo y se denominó oclocracia, el interés de los oclócratas es mantener dicho poder de forma corrupta, buscan legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad hacia el cual vuelcan todos sus esfuerzos propagandísticos y manipuladores.

En el desarrollo de esta política solo se tiene en cuenta, de forma superficial, los legítimos intereses del país, dirigiéndose el objetivo de la conquista al mantenimiento de un poder personal o de grupo mediante la acción demagógica, apelando a emociones irracionales mediante estrategias como la promoción de discriminaciones, promoviendo fanatismos y exacerbando sentimientos de odio; el fomento de los miedos e inquietudes irracionales, ¡hay que encender las pasiones para nublar la razón!; la creación de deseos inalcanzables para que el esperanzado pueblo los apoye y así mantener el control. Justifican, por el triunfo de “la revolución reivindicadora del pueblo”, la apropiación de los medios de comunicación y de los medios de educación para utilizar la desinformación.

Así se mantiene un dominio sobre ignaras masas crédulas que, excitadas, hacen valer sus propias perspectivas inmediatas e incontroladas creando la ilusión de que se impone un legítimo poder constituido por la voluntad popular, pero nada más falso, falta valorar la voluntad general de unos ciudadanos conscientes de su situación y de sus necesidades, una voluntad racional, preparada para la toma de decisiones que ejerzan su poder de legitimación de forma correcta. En la oclocracia la legitimidad que otorga el sector engañado del pueblo está corrupta, pasando el poder del campo de los políticos al campo de los demagogos.

La oclocracia está íntimamente ligada a la cleptocracia que es el establecimiento del poder basado en el robo de capital, institucionalizando la corrupción y sus oscuros derivados: el nepotismo, el clientelismo político y el peculado; de forma que estas acciones delictivas quedan impunes, debido a que todos los sectores están corruptos, desde la justicia, funcionarios de la ley y todo el sistema político y económico.

Este 24 de noviembre se define, como nunca antes, el futuro de nuestra Patria. ¡De nosotros depende, después no lloremos como débiles la pérdida de la libertad que no pudimos defender con inteligencia, fortaleza, decisión y valor!