Se ha conformado Bloque de Oposición Ciudadana, por sus siglas BOC bajo la tutela y guía del cambiante e inestable Salvador Nasralla.
Es muy importante para la salud democrática del país que la oposición tenga voz y voto en las decisiones trascendentales de la nación.
Es un imperativo de todo Estado de derecho que la oposición política encuentre los espacios para debatir y hacer balance a fin de que el poder no tenga las avenidas abiertas para hacer lo que se le antoje, estamos de acuerdo que el ejercicio democrático en su esencia conlleva los pesos y contrapesos que se distinguen por brindar espacios de respeto para las posturas distintas a las voces del poder.
El poder gubernamental debe ser tolerante y paciente con las voces opositoras que disienten en cuanto al manejo de los recursos públicos, las políticas en materia de seguridad, economía, vivienda, salud, educación, energía, y todos los elementos estructurales que pretenden desarrollar un país.
Pero también es cierto que gobierno y oposición deberían encontrar puntos comunes de acuerdo, para, bajo una visión de país impulsar los grandes esfuerzos que doten de respuestas satisfactorias a las demandas de la ciudadanía; si esos encuentros no son posibles los niveles de polarización se radicalizan y se vuelve complejo sentarse en la mesa de la negociación.
Es una disyuntiva, una bifurcación moral, pues por un lado debemos aceptar, dar la bienvenida y alentar los movimientos de oposición para detener los excesos del poder, pero igualmente es cierto que la oposición no encuentra autoridad siendo liderada en primera línea por golpistas, vendedores de pastillas de harina, hospitales móviles fallidos, Hermes, pandoros, desfalcadores, enlistados por Engel, en fin, toda una cuadrilla de amorales que señalan la paja teniendo viga.
Y mientras tanto, Juan Pueblo sufre con el dolor del hambre, no encuentra medicamentos en los hospitales, sus escuelas se caen a pedazos, sus gobernantes aprendices de dictadores van sin rumbo y brújula, sus representantes opositores con vacíos morales profundos como el océano... seguirá sólo soñando con encontrar la libra de pollo a siete lempiras y un motivo de esperanza para un mañana que parece se ahoga de manera inexorable en la noche profunda de la injusticia.
