Exagente de la KGB y hombre fuerte de Rusia desde 1999, Vladimir Putin, actual primer ministro, Presidente entre 2000 y 2008 y nuevamente candidato a la Presidencia, cambió muchas cosas en Rusia en los últimos 12 años.
Putin, quien permanecerá en el poder por lo menos hasta 2018 si triunfa en la elección presidencial de hoy 4 de marzo, afirma querer brindar a su país un “desarrollo estable” para que vuelva a tener el nivel de una gran potencia mundial.
“Nunca había pensado que un día sería jefe de Estado”, declaró este mes Putin. “Pero me gustaría que cuando acabe mi tarea, la Rusia de hoy sea un edificio sólido”, agregó.
La elección de Putin podría dar lugar a un nuevo “enroque” con el actual presidente Dimitri Medvedev, como en 2008, cuando, ante la imposibilidad de un tercer mandato presidencial consecutivo, cedió la presidencia a Medvedev y pasó a ocupar su lugar de primer ministro.
Cambios
Putin volvería al Kremlin con la esperanza de quedarse al frente de Rusia hasta el año 2024, gracias a la reforma constitucional que extendió el mandato presidencial a 6 años. Putin se convirtió en el símbolo del regreso de Rusia a la estabilidad tras el caos de los años posteriores a la disolución de la URSS (Unión Soviética) y el fin del comunismo. En agosto de 1999 fue nombrado primer ministro por el presidente Boris Yeltsin, desacreditado y arruinado por el alcohol, Rusia era un país empobrecido y debilitado por la crisis financiera de 1998.
Los años de Putin son los del retorno al primer plano de las “estructuras de fuerza”, el otro nombre de los agentes de la KGB y de los oficiales de las fuerzas armadas, de los cuales Putin era el jefe cuando fue escogido en 1999 por Boris Yeltsin para que le sucediera.
Vladimir Putin nació en San Petersburgo (ex-Leningrado), el 7 de octubre de 1952, en una familia obrera.
Estudió derecho y se casó con una exazafata, Lyudmila, con quien tuvo dos hijas. Ingresó en los servicios de contraespionaje a los 23 años. Luego pasó a los servicios de inteligencia exterior y en 1985 partió hacia Alemania del Este, donde permaneció cinco años. En agosto de 1991 renunció al KGB, en pleno golpe de Estado contra el presidente Mijail Gorbachov, sin abandonar por ello su afiliación al Partido Comunista.
Tras el derrumbe de la URSS a fines de 1991 y la derrota del alcalde Anatoli Sobchak en las municipales de 1996, Putin abandonó San Petersburgo e ingresó a la administración presidencial en Moscú.
En 1995, tras cuatro años en el Ayuntamiento de San Petersburgo, donde llegó a ser teniente de alcalde, se trasladó a Moscú, donde su carrera alcanzó velocidades meteóricas. En la capital comenzó en el Gabinete de la Presidencia, luego pasó a la dirección de los servicios secretos, y de ahí a la presidencia del Gobierno y la jefatura del Estado, todo esto en apenas cuatro años.
En julio de 1998, Yeltsin lo nombró jefe del FSB (ex-KGB) y en marzo de 1999 le ofreció el puesto de secretario del Consejo de Seguridad. El 9 de agosto se convirtió en primer ministro.
Carrera en ascenso
La invasión de las tropas federales rusas en octubre de 1999 a Chechenia, tras una serie de atentados atribuidos a los independentistas chechenos, contribuyó a realzar la popularidad del joven primer ministro. Cuando Yeltsin le anunció poco antes del 31 de diciembre de 1999 su intención de renunciar al poder y confiarle las riendas del país, Putin afirma que le respondió: “Francamente, no sé si estoy preparado, ni si lo deseo, pues es un destino pesado”.
Ese día se convirtió en presidente interino, y el 26 de marzo de 2000 fue electo como Presidente, con 52.94% de los sufragios. Desde entonces, Putin ha consolidado su poder a niveles jamás vistos desde la era soviética. Las legislativas de diciembre, ganadas con cerca del 50% de los votos por el partido en el poder Rusia Unida y denunciadas como fraudulentas por la oposición y los observadores extranjeros, han provocado un movimiento de protesta sin precedentes desde los años 90.