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Ku Klux Klan busca renacer a la sombra de Donald Trump en Carolina del Norte

  • Actualizado: 01 diciembre 2016 /

El grupo ha programado para hoy un desfile para celebrar el triunfo del magnate republicano.

Nueva York, Estados Unidos

Tras las huellas de la victoria de Donald Trump y el avance del movimiento extremista alt-right, una organización racista nacida hace 150 años busca desplegar sus alas: el Ku Klux Klan, que mañana podría organizar su primera reunión desde la elección del polémico magnate repiblicano.

“La cifra de nuestros miembros aumenta cada día... Recibimos más de mil pedidos de información desde la elección”, afirma Gary Munker, que se presenta como un portavoz de este movimiento que desde 1866 defiende un EUA blanco y cristiano, y que es sinónimo de linchamientos y asesinatos. Como el exlíder del KKK David Duke, que apoyó a Trump durante la campaña -un apoyo del cual Trump tomó distancia-, Gary Munker reconoce que se dejó seducir por el discurso del magnate inmobiliario, sobre todo sus diatribas contra los inmigrantes. Vestido con capucha y túnica blancas, emblemáticas de este movimiento nacido en el sur de EUA, Munker asegura que la rama del KKK a la cual pertenece, los Loyal White Knights (los Leales Caballeros Blancos) cuenta con unas 700 personas en Long Island, donde reside, y 1,200 en todo el estado de Nueva York.

“Las personas comienzan a despertarse, a tomar conciencia de lo que pasa”, afirmó este padre de familia de 36 años.

Munker dice que se unió hace cinco años a los Loyal White Knights -el primero de unos 40 grupúsculos que forman el KKK- luego de que su tranquilo barrio, “esencialmente blanco”, cambió completamente con la llegada de bloques de viviendas populares y una población mucho más heterogénea.

Para hoy

Munker, que no da muchos detalles sobre su profesión por temor a perder su empleo, forma parte de los miembros activos del KKK: originario de una zona rural de Long Island, distribuye regularmente folletos en las ciudades vecinas llamando a unirse a la organización. La última vez fue el 17 de noviembre, cuando ofreció folletos en un estacionamiento de la pequeña ciudad de Patchogue, que figura en el mapa del racismo estadounidense desde el asesinato en 2008 de un inmigrante ecuatoriano por parte de liceales. El descubrimiento de los folletos hizo que unas 200 personas se manifestaran contra el racismo el domingo siguiente.

Lejos de los asesinatos o cruces en llamas que hicieron la reputación del Ku Klux Klan en el pasado, la distribución de folletos es hoy “la primera actividad” del grupo y “asegura una visibilidad nacional”, explica Carla Hill, investigadora del Centro sobre el extremismo de la Liga Antidifamación, una gran asociación judía de lucha contra la intolerancia.

Pero las últimas cifras disponibles, dijo, no sugieren ningún resurgimiento del movimiento, diga lo que diga Gary Munker: se contabilizaron 74 distribuciones de folletos desde comienzos de 2016, contra 86 en 2015.

Los Loyal White Knights anunciaron para este sábado un encuentro en Carolina del Norte, sin confirmación de hora ni lugar por ahora. Aunque la reunión se concrete, no debería atraer a muchas personas, considerando las últimas manifestaciones del KKK que no superaron las decenas de personas, según Hill.