20/12/2025
05:23 PM

Exclusiva: Azafata sobreviviente de la tragedia del Chapecoense volverá a volar

Ximena Suárez, una de las seis personas sobrevivientes de la tragedia aérea en la que murieron 71 ocupantes, contó a LA PRENSA cómo es su vida ahora. 

San Pedro Sula, Honduras.

Ximena Suárez (30), la sexta persona sobreviviente del fatídico accidente aéreo donde iba el equipo de fútbol Chapecoense el 28 de noviembre del 2016, contó a LA PRENSA en exclusiva cómo es su vida en la actualidad luego de lo sucedido y que la marcó para siempre.

La joven mujer reside en la ciudad de Santa Cruz, a unos 485 kilómetros de la capital de Bolivia, junto con sus dos hijos Thiago y Gabriel, actualmente se está capacitando en diversos cursos para volver a las alturas en junio o julio de este 2019.

-Sus recorrido como azafata-

'Con el Chapecoense se hicieron dos vuelos con destino a Colombia, de los cuales el segundo no se concretó por el accidente. Antes de ellos trasladamos a la Selección de Argentina, y mi deseo, recuerdo, era conocer a Messi, pero fue imposible porque asignaron a alguien más y tuve que viajar junto con el Chapecoense', detalló Ximena en entrevista.

Vea: El último video del Chapecoense antes que se estrellara el avión

La mujer mencionó que días antes del fatal vuelo iba a renunciar a su trabajo porque se tardaban en el pago, incluso presentó papeles en otras empresas, pero el entonces piloto Miguel Quiroga la convenció de no irse, pues argumentó que venían tiempos mejores para ellos.

Los seis sobrevivientes
La azafata Ximena Suárez, el portero Jackson Follmann, los futbolistas Alan Ruschel, Helio Neto y el periodista Rafael Henzel.
'Ese vuelo estaba lleno de problemas desde el inicio. Nosotros teníamos que salir desde Cochabamba y pasar por Santa Cruz para recargar de combustible el avión, ya que de ir de forma directa a Colombia significaba un riesgo', dijo Ximena.

Ella cuenta que les negaron el permiso de ingreso. Entonces, junto con ocho tripulantes se fueron en avión hasta Santa Cruz y una vez allá esperaron a los jugadores para partir rumbo a Colombia.

Foto: La Prensa

La boliviana era la asistente de vuelo en el avión que cayó en Colombia y en el que viajaba el equipo de fútbol brasileño Chapecoense.
Hubo un retraso en el vuelo, ya que en lugar de salir a las 3:00 pm como estaba fijado, se desplazaron a las 5:30 pm. 'Recuerdo que antes de arrancar comencé a sentir un dolor terrible en un pie y llamaron a dos compañeros para colaborar, pero fue imposible su asistencia dentro del avión. Tuve que quedarme y viajar, pasados los minutos aquel malestar fue desapareciendo', expresó Suárez.

Al estar a unos 10,000 pies de altura todo comenzó a cambiar, Ximena se sentó y sin sospecha alguna de que algo malo ocurriría después. De acuerdo con su relato, dentro del avión parecía que había una fiesta, todos cantaban e iban felices, y pasado el tiempo el capitán Miguel Quiroga anunciaba que estaban prontos para el aterrizaje; es decir, entre 10 a 15 minutos del aeropuerto en Medellín, Colombia.

En ese momento la joven azafata de 27 años revisó que todo estuviera bien con el asiento de cada futbolista y periodista. Posteriormente regresó a su puesto en la parte trasera de la cabina.

Por su experiencia, sintió que se estaban tardando demasiado y realizando vueltas repetidamente durante una media hora. El murmullo dentro de la aeronave fue notorio, Ximena se vio obligada a llamar al capitán y él le dijo que pronto iban a aterrizar, anuncio que ella trasladó seguidamente a los pasajeros.

Solo se respiraron unos minutos de tranquilidad, porque uno de los motores se apagó de la nada, luego el otro y así sucesivamente. 'El avión se movió de dirección y todo fue muy rápido. Solo quise sujetar el intercomunicador para consultar qué pasaba y al mirar hacia arriba se encendieron las luces de emergencia y de pronto fue el encontronazo contra el cerro', puntualizó Ximena, quien aseguró estar consciente en todo momento.

Foto: La Prensa

Para los tripulantes, la póliza de seguro que tenía LaMia con la compañía boliviana Bisa cubría hasta US$25.000 para el pago de gastos médicos.
' Todo pasó porque se les agotó el combustible, yo creo que los pilotos se confiaron, mantuvieron muy bien los cálculos mientras volábamos, pero no contaban con un problema más, que fue una emergencia que tomaron como prioridad en la pista antes de nuestro ingreso', remarcó la exauxiliar de vuelo.

-Tiempo en que su vida pendía en un hilo-

Ximena recuerda con lágrimas en sus ojos que tras la caída todo estaba oscuro, llovía, habían muchos cuerpos desmembrados a su alrededor y por todo el avión se extendía un profundo olor a combustible. Permaneció en el interior por dos horas, en ese lapso de tiempo gritaba constantemente esperando que alguien más estuviera con vida. Fue entonces cuando halló a Erwin Tumirik, técnico de vuelo y quien la rescató.

'Sonaré loca, pero cuando se registró el accidente sentí que algo natural me abrazaba e impidió que los fierros me perforaran', dijo. En comparación con el resto, la mujer a penas se dobló un pie, sufrió golpes en la vértebra, se quebró la nariz, la boca, cuatro dientes y algunas heridas en la cara.

-Sitio de la tragedia-

Suárez estuvo hospitalizada 20 días en Colombia y a los cuatro meses después del accidente fue llevada vía aérea a La Paz, capital de Bolivia.

Después del accidente Ximena Suárez volvió al escenario de la tragedia más concocido como cerro Gordo, pero que a raíz de lo sucedido, pasó a llamarse Chapecoense. 'He ido en tres ocasiones y ha sido porque lo necesitaba, Dios me dio una nueva oportunidad para vivir y curar mis heridas', señaló.

Foto: La Prensa

Casi todos los jugadores del club brasileño Chapecoense murieron en el accidente aéreo que se registró cerca de la ciudad colombiana de Medellín.
Ximena apuntó que ahora el lugar del accidente está bien cuidado por quienes viven cerca, la mayor parte de las piezas del avión fueron removidas para efectivos investigativos. En la punta del cerro se puso la cola del avión, así como algunas banderas y fotografías de las víctimas mortales.

-Sin temor-

'Me he dedicado a vender el libro que escribí sobre mi vida y la tragedia. También estoy terminando de capacitarme para dar charlas motivacionales y cursos para volver a volar en junio o julio de este año', enfatizó.

Ximena ha sido solicitada para trabajar como azafata en Colombia y Brasil, pero ha optado por laborar en la aerolínea Amazonas, en Bolivia, que es nueva, pero que paulatinamente se está expandiendo.

'La vida es un regalo de Dios, debemos aprovecharla porque no sabemos cuándo nos toque irnos. Hay que insistir en cumplir los sueños, si me pasó esto a mí y sigo con las ganas de volar, es proque tengo que hacerlo y porque Dios me dejó para dar testimonio de todo lo que vivimos', especificó.

-Un infancia y adolescencia entre amantes de la aviación-

Ximena nació y creció entre una familia de clase media, su papá es Javier Suárez, su madre Sara Otterburg y su hermano Bryan Suárez (26). 'Cuando tenía cinco años de edad fui parte por primera vez de un vuelo, mis padres me llevaron al departamento de Trinidad para mirar a mis abuelos y la experiencia fue única', recordó Ximena.

Estudió en un colegio católico y a sus 18 años llevó a cabo su siguiente faceta académica en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, donde cursó Ingeniería en Control de Procesos.

A los 19 años, Ximena recibió una llamada de su padre, diciéndole que había un puesto de trabajo disponible en la aerolínea AeroSur, fue entonces cuando remitió sus documentos para aplicar entre al menos 50 candidatas.

Foto: La Prensa

Rostros de los sobrevivientes del trágico vuelo del Chapecoense.
Posteriormente fue llamada a entrevistas y finalmente la eligieron para ocupar el puesto de tripulante de cabina (azafata). La boliviana tuvo que abandonar la universidad, fue parte de cursos intensivos durante cinco meses y a la semana de terminadas empezó a volar a nivel local, a lugares como La Paz y Cochabamaba.

Luego trabajó con vuelos internacionales como Miami, Estados Unidos y Buenos Aires, Argentina. Suárez Otterburg laboró en AeroSur por cuatro años, luego la empresa quebró y desapareció.

Fue en 2012 que retornó a la universidad para culminar algo que dejó a medias, su ingeniería. 'En 2014 una compañera me llamó para consultarme si quería trabajar en una aerolínea que comenzaba en funciones, era LaMia. Hice las entrevistas con Miguel Quiroga (piloto) y el coronel Marco Antonio Rocha', añadió.

Suárez mencionó que en ese entonces LaMia pagaba muy poco porque estaba entrando al mercado, pero su pasión por volar la sostenía. Tras ser certificados, LaMia comenzó a alquilar varios aviones y luego comenzaron a trabajar con equipos de fútbol nacionales como Bolívar, Oriente y la Selección de Bolivia.

Foto: La Prensa

El avión de Chapecoense no tenía el suficiente combustible al momento del accidente.