Mientras a un ciudadano común podría tomarle un día de fila bajo el sol y angustia adquirir una partida de nacimiento, en el Registro Nacional de las Personas, RNP, un tramitador la puede conseguir en 30 minutos.
Conocer cómo operan los tramitadores en esta institución es fácil, pues ellos ofrecen sus servicios agrupados desde el portón del RNP y algunos tienen contacto con empleados de la institución, que se ocupan de facilitarles el procedimiento.
“Trámite, trámite. Partidas de nacimiento”, es lo que se escucha desde que se va llegando.
El ciudadano tiene dos opciones, aceptar el servicio que le ofrecen los de afuera para evitarse las enormes filas o arriesgarse a no conseguir el documento.
Es fácil reconocerlos de lejos, pues andan con carpetas en sus manos; de cerca se puede ver que lo que portan dentro son documentos listos para entregar.
“Si necesita un trámite, yo le hago el trabajito. La cédula cuesta mucho conseguirla porque están fallando en Tegucigalpa y le puedo quedar mal, pero si quiere una reposición le hago un recibo y me da los 200 lempiras para ir a pagar al banco, más los 250 por el trabajo. Si quiere una partida de nacimiento se la consigo en media hora, eso le cuesta cien lempiras”, negociaba uno de los tramitadores con un ciudadano.
La propuesta era tentadora tomando en cuenta que las filas muchas veces llegan a las afueras del predio del RNP.
La odisea
Para conocer lo que atraviesan los ciudadanos bastó mantener vigilancia por varias horas en diferentes días de la semana en las instalaciones del RNP.
El miércoles y jueves de la semana anterior, en horas de la mañana, la atención se dio con normalidad; pero el viernes los ciudadanos no tuvieron suerte.
Algunos que hicieron fila desde las 6.30 de la mañana y esperaron hasta las ocho, mientras abrían las puertas al público, se encontraron con la noticia de que no había sistema y tampoco funcionaba el aire acondicionado.
“Ya teníamos como dos horas afuera cuando salió un hombre a las diez de la mañana a decir que no nos iban a poder atender. Cerraron y nos quedamos esperando varias horas”, lamentó Gladys Cardona.
La operaria, quien había pedido permiso en su trabajo, pasó la hora del almuerzo en una fila en las afueras del Registro junto a decenas de personas más.
“Nos dijeron que volverían a atender hasta la 1.30 de la tarde y ya pasaron 30 minutos de eso”, señaló Cardona.
Las excusas como la falta de sistema, aire acondicionado en mal estado y hasta goteras en tiempo de lluvias se han vuelto comunes; estas situaciones orillan a las personas a acudir a un tramitador.
“Yo no tengo dinero, apenas me ajusta lo que gano, pero me urge reponer mi cédula y no veo otra opción que buscar a un tramitador, uno me dijo que podía ir a Tegucigalpa a agilizarme el proceso, pero tengo que darle el pasaje y el pago por el trámite”, lamentó la mujer de 29 años.
A criterio de Cardona, estos abusos se cometen porque que no hay quien fiscalice a los empleados y la misma institución no tiene capacidad de respuesta.
“Hay un descontrol ahí adentro, si los tramitadores pueden conseguir un documento más rápido que uno es porque tienen contactos, los empleados se prestan para eso y todo mundo lo sabe pero nadie lo investiga.
Parece que el interés es hacer que la gente se fastidie y busque otra opción”, indicó Cardona.
Las autoridades de esta institución le atribuyen mucho de estos problemas al presupuesto.
En el país hay 310 registros, pero apenas 50 cuentan con sistema de cómputo, por lo que existen un sinfín de problemas que no pueden resolverse si no es acudiendo al lugar de origen de la inscripción.
Al bajo presupuesto se suma el desinterés de los empleados en proporcionar la mejor atención al solicitante.
Pasaportes no se queda atrás
Aunque con menos movimiento que en el RNP, en las afueras de las oficinas de Dirección General de Migración y Extranjería también permanecen los tramitadores.
Los cobros por lo general tienen una diferencia de poco más de 300 lempiras en el caso del pasaporte, comparado al costo que tiene establecido la institución.
El precio depende de la urgencia que tenga el individuo en adquirir el documento.
En la actualidad la cita para pasaporte la dan en unos cinco días. Para cinco años tiene un costo de 35 dólares que equivalen a 665 lempiras, el tramitador le cobra mil. Mientras que para 10 años el costo es de 55 dólares que son unos 950 lempiras, este documento el tramitador lo cobra a 1,300.
Si necesita una cita de emergencia, para el mismo día, tiene que pagar 20 dólares más.
Las quejas de los ciudadanos que acuden en busca de este servicio se debe a que no se respetan los horarios de las citas.
“Mi cita decía que tenía que estar aquí a las 9.30 de la mañana, vine a las nueve y había una gran fila, no se respeta la hora de la cita, se atiende por orden de llegada y a uno ni le informan de eso”, se quejó Patricia del Cid, a quien conseguir su documento le tomó cuatro horas.
“Ser tramitador es un trabajo. Nosotros somos como conserjes y mulas”
“Nosotros lo que hacemos es agilizar el trámite, eso no quiere decir que hagamos cosas que el ciudadano no puede. Pero hay gente que pasa muy ocupada en sus negocios u otras cosas y prefieren pagarnos.
El concepto no es exactamente de tramitador, uno es un conserje para la persona a la que se le está haciendo un trabajo que con los años de experiencia hemos aprendido a hacerlo más rápido.
Lo que hacemos es un trabajo normal porque tenemos familias que mantener. El problema es que hay personas, no quisiera decirles estafadores, pero tampoco son tramitadores, que se aprovechan de ser empleados de instituciones públicas para hacer estos trabajos y no le cumplen a la gente.
Aquí somos como siete trabajando, todos nos conocemos y es como una venta que a nadie se le impone, uno expone su trabajo y el cliente lo toma o lo deja.
En el caso de las cédulas nosotros podemos agilizar el trámite para que salga más rápido viajando a Tegucigalpa. El cliente nos tiene que dar el pasaje ida y vuelta, comida y el cobro que es de 350 lempiras.
Servimos como mulas porque llevamos encomiendas porque en el Registro esperan armar un paquete de unas mil solicitudes para mandar a Tegucigalpa, nosotros llevamos los documentos para que la persona no tenga que esperar tanto.
La partida de nacimiento es gratis y las conseguimos por 25 lempiras, si la quiere más rápido, un poquito más.
No tenemos contacto con la gente de adentro, lo que hacemos es poner una persona desde temprano en la fila y le pagamos 200 lempiras al día entre todos, él va avanzando en la fila como todos los ciudadanos.
Toda la vida he trabajado en esto y gracias a Dios soy una persona honrada, luchadora y trabajadora que estoy luchando por el día a día.
Lo que puede decir es que si los artesanos cobran la mano de obra, nosotros cobramos nuestro trabajo y consiste en hacer fila y procedimientos por otros”, dijo un tramitador que por protección no se revelará su identidad.