Un equipo de investigadores internacionales ha emprendido una expedición en las profundidades marinas de Roatán, Honduras, con el objetivo de estudiar los bosques mesofóticos, ecosistemas submarinos poco explorados que podrían ser clave en la lucha contra el cambio climático.
Esta iniciativa forma parte del proyecto "DEEP LIFE: Mesophotic Marine Animal Forest: Gone Before Known?", dirigido por la Universidad Sorbona de París y con la participación de expertos de 12 países. En esta fase, los trabajos de investigación están a cargo del Instituto ECOAQUA de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), a través de su Grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON).
El desafío de explorar un ecosistema oculto
Según un reportaje publicado en el medio español La Provincia, los investigadores han descubierto que los bosques marinos de Roatán crecen sobre paredes verticales entre los 40 y 120 metros de profundidad, lo que dificulta el acceso y la recolección de muestras, como si de tratara de "jardines colgantes".
Sin embargo, estos ecosistemas albergan una biodiversidad extraordinaria, con colonias de coral negro, gorgonias multicolores y esponjas de formas diversas.
"Este ecosistema es de una belleza y un valor ecológico extraordinario. Sin embargo, la verticalidad del terreno representa un desafío técnico y experimental, ya que dificulta la instalación de equipos y la toma de muestras, lo que añade complejidad a nuestro trabajo científico", explicó el investigador Francisco Otero-Ferrer, doctor en Ciencias del Mar de la ULPGC.
Junto a él, la doctoranda Sandra Navarro Mayoral analiza la biodiversidad de estos bosques submarinos, prestando especial atención a la epifauna, los pequeños organismos que habitan en la superficie de corales y algas. Su estudio es fundamental para comprender el equilibrio ecológico del ecosistema y desarrollar estrategias de conservación marina.
Importancia del estudio
El arrecife de Roatán forma parte del Sistema Arrecifal Mesoamericano, el segundo más grande del mundo después de la Gran Barrera de Coral de Australia. Sin embargo, los datos sobre sus zonas mesofóticas son limitados.
El proyecto DEEP LIFE, que ha llevado a cabo exploraciones en Svalbard, Canarias, Guadalupe y el Mar Mediterráneo, busca llenar este vacío de información. Su meta es cartografiar estos ecosistemas y evaluar cómo están siendo afectados por el impacto humano y los cambios en el clima.