El presidente estadounidense George W. Bush respaldó ayer la propuesta de su jefe militar en Irak, David Petraeus, de retirar sólo 30 mil refuerzos de aquí a julio, al tiempo que descartó una salida total y dejó para su sucesor la presencia norteamericana en el país árabe, en un discurso a la nación.
'Debido a los éxitos que observamos en Irak, ahora podemos empezar a ver el regreso de soldados a casa', aseguró el mandatario al dar su respaldo al polémico plan del general Petraeus de retirar gradualmente hasta mediados de julio los 30 mil refuerzos que llegaron el pasado 1 de febrero a Irak.
A principios de semana, el general aseguró ante el Congreso, controlado por los demócratas, que el aumento de las tropas había alcanzado los objetivos militares y, por tanto, se podía iniciar la retirada de los refuerzos, pero sin tocar a los 138 mil soldados desplegados desde el inicio de la guerra, hace cuatro años y medio.
Planes a futuro
A pesar de dar su visto bueno al retiro de los refuerzos, el presidente dejó claro en su discurso que la presencia de Estados Unidos en Irak no se va a terminar a corto plazo y ni siquiera cuando abandone la Casa Blanca en enero de 2009. Los dirigentes iraquíes 'entienden que su éxito va a necesitar un compromiso político, económico y de seguridad de parte de Estados Unidos que se extienda más allá de mi presidencia', precisó, al tiempo que llamó a 'derrotar a los que amenazan el futuro de Irak' y de Estados Unidos.
Bush hasta tendió la mano a los demócratas, que controlan ambas cámaras del Congreso y que rechazaron enérgicamente la propuesta de Petraeus, al exigir el inicio de una retirada inmediata de todas las tropas y no solamente de los refuerzos.
'Sea cual sea el partido al que pertenezcan, sea cual sea su posición sobre Irak, deberíamos ser capaces de ponernos de acuerdo sobre el interés vital de Estados Unidos en evitar el caos y difundir la esperanza en Oriente Medio', afirmó Bush.
Pide apoyo
'Por tanto, déjenme hablar a los miembros del Congreso de Estados Unidos: les pido que se unan a mí para apoyar las recomendaciones planteadas por el general Petraeus y el nivel de tropas que solicitó', añadió el presidente.
Como era previsible, los demócratas rechazaron la oferta: 'Esta nación que tiene ganas de cambios en Irak escuchó al presidente hablar de sus planes para el futuro', respondió Harry Reid, jefe de la mayoría demócrata en el Senado.
'Pero una vez más, no logró proponer ni un plan para poner fin exitosamente a la guerra ni un argumento convincente para continuarla', subrayó.
'El pueblo estadounidense hace mucho tiempo perdió la fe en la conducción de la guerra en Irak porque la retórica del presidente nunca ha coincidido con la realidad en el terreno', dijo la presidenta de la cámara de representantes, Nancy Pelosi.
El discurso del presidente Bush desató la reacción de los líderes demócratas.
Progreso
El presidente se declaró asimismo convencido de que se produjeron avances en Irak, donde murieron casi 3 mil 800 soldados estadounidenses y decenas de miles de iraquíes desde el inicio de la guerra.
'El fundamento de nuestra estrategia es que si le ofrecemos seguridad a los iraquíes es la base para cualquier otro progreso', explicó Bush en alusión al envío de refuerzos decretado a principios de este año. 'Nuestros éxitos en alcanzar esos objetivos nos permiten ahora traer a casa parte de nuestros soldados', dijo el mandatario al destacar sobre todo los progresos que habrían logrado los norteamericanos en la provincia de Al Anbar. Bush instó al gobierno del primer ministro Nuri Al Maliki a lograr los avances políticos que le exige Estados Unidos.
'El gobierno iraquí debe aportar la misma determinación que EUA para lograr la reconciliación' entre las diferentes etnias, aseguró.
'Irak no alcanzó sus propios objetivos legislativos y, en mis reuniones con los dirigentes iraquíes, dejé claro que deben' lograrlo, puntualizó.
Asesinan en Irak a un aliado de EUA
Uno de los principales aliados del ejército estadounidense en Irak, el jefe tribal sunita Abdul Sattar Abu Risha, murió en un atentado ayer, en el primer día de Ramadán.
El jeque Abdul Sattar fue víctima de una bomba que estalló bajo su auto en la localidad de Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, bastión de la insurrección sunita en el oeste del país, que él había contribuido a pacificar.
Bajo su autoridad, las tribus y jefes locales abandonaron la lucha armada para colaborar con las tropas iraquíes y estadounidenses contra los combatientes de la rama iraquí de la red terrorista Al Qaeda.
De unos 40 años de edad, el jeque Abdul Sattar dirigía una coalición de 25 tribus unidas bajo su autoridad y era interlocutor privilegiado de los responsables estadounidenses. El jeque sunita había estrechado la mano del presidente George W. Bush durante su visita sorpresa del 3 de septiembre.
Poco después de conocerse la noticia, la Casa Blanca repudió el asesinato de su principal aliado sunita en Irak, hecho que calificó de 'atrocidad'.
Detalles
1. Postura
'Nuestros imperativos morales y estratégicos son que debemos ayudar a Irak a derrotar a quienes amenazan su futuro y también el nuestro', afirmó Bush.
2. Llamado a Siria e Irán
'A los vecinos de Irak que buscan la paz les digo que los extremistas violentos que atacan a Irak también les apuntan a ustedes'.
Cifra
27 mil 848 soldados
Han sido heridos, según estadísticas del Pentágono desde la invasión en 2003.