La serie de películas de ‘Transformers’ transformó literalmente a Shia LaBeouf en superestrella. Y después de los 1,500 millones de dólares que recaudaron en las dos primeras versiones, llega el final de la trilogía, reemplazando a Megan Fox con la modelo de Victoria’s Secret, Rosie Huntington-Whiteley y el agregado de la buena actuación de John Malkovich, en medio de los superefectos especiales de los más populares robots. Con los mejores ingredientes de una sensacional producción y un presupuesto que supera los 200 millones de dólares de la segunda, solo en Hollywood pueden mostrar ‘El lado oscuro de la luna’ (el subtítulo de Transformers 3). Y en una entrevista personal con Shia LaBeouf, tratamos de averiguar si él mismo descubrió el lado oscuro... de la fama.
¿Qué sería de Shia LaBeouf sin las películas de ‘Transformers’?
Si no fuera por ‘Transformers’ yo no sería una estrella internacional ni un producto comercial para los estudios de cine. No creo que me hubieran dado la oportunidad de protagonizar una película, porque no soy Adonis, no puedo interpretar personajes como Thor. Mi físico no es perfecto. No soy así.
Hay muchísimos actores buenos en el mundo, especialmente con mi edad y definitivamente yo no hubiese tenido las oportunidades que se me presentan si no fuera por la exposición que me dio Michael Bay y la película ‘Transformers’.
Es por eso que me conocen en Rusia, Japón o Latinoamérica, donde yo ni siquiero hablo el mismo idioma. Es mágico. Y es algo que solo lo logré con Mike (Bay) y Steven Spielberg. Estas películas son mucho más grandes que yo. Son masivas. Me dio la libertad de no tener que volver a hacer algo parecido. Y haber logrado algo así, a los 24 años es una bendición para cualquier actor que hace cine. Es genial.
¿Cómo logras mantener la humildad en medio de la fama?
Tuve que acostumbrarme. Hace casi 15 años que estoy en este medio.
¿La fama que habías logrado en TV se compara con la fama del cine?
Es diferente, la fama de ‘Transformers’ es muy diferente. El comercial con el adelanto de la película es el más visto de todos los tiempos. La gente está esperándola. Donde quiera que vaya hay fanáticos de Transformers. Es extraño porque los que tienen mi edad crecieron viéndolos en dibujos animados, los vieron crecer. Y es interesante porque el público no espera un fracaso. Quieren que sea buena, quieren vivir esa experiencia con popcorn, para volver a sentir que tienen 16 años.
¿Disfrutas este estilo de popularidad internacional o también tiene algún lado oscuro?
Lo más común es decir “No me importa la fama, la odio”. Pero la fama es una bendición para mí. Me permitió hacer una película con Michael Douglas y trabajar con Oliver Stone. Me permite hacer una película que nadie quiere hacer, como la próxima Wettest County o viajar a Georgia para estar con Gary Oldman. Y la fama hasta me permite comer gratis en Waffle House de Georgia (Risas).
¿Se nota la diferencia?
Mis admiradores me tienen cierto nivel de respeto. Pude construir ciertos límites, incluso con los paparazzis, me tratan con cierta reverencia. Tampoco sé si me respetan o tienen miedo que les pegue. Lo que sea, me da una libertad y seguridad que otros no necesariamente tienen. Yo sólo salgo en una foto cuando hago algo malo o estoy en una película.
El apellido LaBeouf, de origen francés, se lee ‘Labof’ y quiere decir ‘carne’. “Pero está mal escrito” aclara él “Tenía una abuela lesbiana en los años ‘50 que odiaba su familia y su familia la odiaba a ella. Y cuando se mudó a California, cambió la forma de escribir el nombre para que la familia no pudiera encontrarla”. En cuanto al nombre Shia se pronuncia ‘Sha-ia’ y en hebreo “significa ‘Regalo de Dios’, que me parece fantástico y halagador”. Y ese nombre lo lleva, por una tradición judía “donde te ponen el mismo nombre que tu abuelo. Y él se llamaba así”. Hasta su madre, tiene la versión femenina del nombre Shayna, pero además Shia también heredó la misma profesión del abuelo que era actor y comediante.
Su padre Jeffrey LaBeouf, en cambio era payaso (de verdad), aunque había estudiado comedia del arte en Francia. Siguiendo un destino diferente, Shia LaBeouf, se hizo famoso entre el público infantil de Disney Channel con la serie Even Stevens, cuando además ganó un Premio Emmy (el óscar de la TV). Pero recién cuando conoció a Jon Voight en el rodaje de la película ‘Holes’ (2003), se dio cuenta que la actuación podía ser algo más que un trabajo. Decidido a tomar “la clase de educación que no se consigue en la escuela”, Shia dejó de lado la oportunidad de entrar en la Universidad de Yale, para trabajar al lado de otros maestros como Steven Spielberg, que prometió convertirlo en la estrella de Dreamworks, al llamarlo para la primera película de ‘Transformers’. Y Spielberg no tardó demasiado en cumplir su palabra, cuando lo contrató como el hijo de Indiana Jones en la última versión de ‘Kingdom of the Crystal Skull’.
Y hasta Oliver Stone pensó en Shia LaBeouf, cuando necesitó un buen nombre para acompañar a Michael Douglas, en la segunda película de ‘Wall Street’. Ni siquiera Justin Bieber o Robert Pattinson cuentan con semejante ‘pedigrí’. Y como muy pocos famosos de su generación, Shia LaBeouf está en condiciones de elegir el futuro que quiere, sólo tiene que imaginarlo.
¿Tu madre también se impresionó cuando trabajaste con Michael Douglas o prefiere a alguien como Robert Redford?
Ella tiene sus amores. Y pude presentárselos (Ríe). La verdad, le impresiona la misma gente que yo. Conocer a Gary Oldman fue algo muy fuerte para ella. Es ‘cool’.
¿El cambio más drástico que te atreverías a dar en tu carrera?
A lo mejor un personaje como el Igor de Frankestein. Es algo que vengo pensando porque hay una película llamada ‘Horns’ que está bien escrita. Está muy buena, sobre alguien que se convierte en diablo.
¿Te gustaría dejar de ser el chico bueno del cine?
Quiero sorprender, extenderme un poco o caerme, no me molesta andar en muletas. Ya hice del chico bueno. Es divertido intentar algo nuevo. Tampoco estoy en un lugar donde tengo que hacer nada. De verdad, no necesito trabajar. Podría ir a la escuela o hacer una obra de teatro, también estoy pensándolo. No sé.
Con la tercera película de Transformers, Shia ya tiene bastante con presentar la batalla final entre los Autobots y los Decepticons, por los secretos de una nave espacial escondida en la luna. Y con la amenaza de una guerra en la Tierra tan grande, ni siquiera los Transformers podrán salvarnos... solos.
¿Qué podemos esperar?
Es la mejor secuencia de todas. Y si ‘Transformers’ es una trilogía, los últimos 30 minutos de la trilogía están ahí. Es una película muy buena.
¿Y por qué es la mejor?
Es muy complicada, en términos geográficos. Tiene muchísima estrategia, agregándole soldados, porque los Autobots no pueden luchar bien contra los Decepticons, necesitan apoyo humano. Y la geografía es esa ayuda, así es como logran bajar un robot entre siete hombres. La segunda película falló porque las peleas eran confusas. Y la idea de esta película es más clara. No hay nubes de humo. Es fácil de entender y así debería ser el cine de acción. Incluso Hitchcock decía que las mejores películas son las fáciles de entender.
¿Tu personaje de Sam cambió bastante después de tres películas?
En esta hay cierta historia mundial, mezclada con la ficción de Decepticon que usan a los humanos como piezas de un rompecabezas. Y mi personaje de Sam es parte del juego. El siempre fue el típico neurótico de una familia superprotectora de judíos (Ríe). Y a medida que pasa el tiempo, esa neurosis disminuye o se amplifica.
¿Es cierto que el director Michael Bay tuvo que presionarte en algunas escenas?
Bueno, discutimos un poco (Ríe). Tuvimos ideas diferentes, los dos tenemos opiniones distintas, los dos somos agresivos a veces, él es tan cabeza dura como yo.
¿La peor discusión?
Por ejemplo, cuando estábamos en la NASA, fue el peor día que tuve con Michael. Yo no sé mentir, no puedo. No soy tan bueno. Para algunas escenas, me gusta poner cierta música que me motiva. Y hay ciertas canciones que a mi me gustan, aunque sean menos machistas que las elecciones de Mike. La cuestión es que yo quería un tema llamado ‘Brandy Alexander’ que tampoco era tan femenino como Celine Dion. Y Michael desconectó los parlantes. Le pedí que no me molestara, que los volviera a poner. Volvimos a la escena, yo estaba preparado y él volvió a cambiar la música por una de Batman. Tuvimos una pelea enorme. Fue la más grande que tuvimos, una completa destrucción verbal, casi como Tranformers. Pero así es nuestro estilo de trabajo y siempre lo fue desde el principio. Él es como mi hermano mayor. Nos tratamos como familiares y el aprecio es el mismo. Lo adoro a Mike, él me dio el mundo en bandeja.
Megan Fox tampoco está en la tercera película por haberse peleado con Michael Bay ¿La falta de ella no se nota?
Amo a Megan, me parece genial, es muy buena actriz. Y pienso que le agregó algo a ‘Transformers’. Pero tiene una energía diferente a Rosie (Huntington-Whiteley), completamente diferente.
Me acuerdo que al principio, yo mismo le había sugerido a Michael elegir una mujer menos superficial. Y él me dijo que necesitábamos alguien así para una superproducción. “Es una película para el verano, necesitamos una chica de verano”, dijo.
Me pareció algo tonto, demasiado. Pero Mike conoce muy bien su público, sabe lo que quiere la gente y es un genio detrás de su falta de tacto en ciertos temas.
¿Si tuvieras que elegir entre la sensualidad de Megan Fox y la nueva actriz Rosie Huntington-Whiteley? ¿Con quién te quedarías, realmente?
Ni siquiera a Megan le gustaba su ‘sex appeal’. Quería esconderlo. Y no lo lucía tan bien, porque tampoco era modelo. Apareció de la nada y la pusieron en un pedestal como la mujer más sexi del mundo. La transición fue toda una locura. Y Rosie ya tenía sensualidad como modelo de Victoria’s Secret. No tiene ninguna vergüenza. Para ella, la sensualidad es una carrera.
¿La trilogía de Transformers es realmente el final de la serie o habrá una cuarta película?
Si Transformers 3 tiene éxito, seguramente Paramount Pictures va a querer usar el tema en el futuro, pero yo nunca más voy a hacer una película así.
¿De verdad? ¿No vas a cambiar de opinión cuando te ofrezcan más millones de dólares?
No hay ninguna cifra en dólares que me interese discutir. A nivel creativo, creo que ya pasé por todo lo que podía hacer. Y no quiero volver con algo igual, no creo que pueda agregarle nada más creativo. Aunque suene como una locura, trabajaría con Mike gratis, sin pensarlo. Pero nunca más voy a hacer otra película de ‘Transformers’.