Los príncipes de Asturias y la familia Ortiz Rocasolano asistieron a la misa en honor a la hermana menor de Letizia, Érika, muerta el pasado miércoles, que se ofició en la parroquia de la Ascensión de Nuestra Señora del Prado de Somosaguas en Pozuelo, a petición de los padres de la fallecida.
La reina Sofía llegó al templo acompañada de la infanta Elena y de su hermana Irene de Grecia, abriendo la comitiva en la que también se desplazaron hasta Pozuelo los príncipes de Asturias, junto a la madre de Érika, Paloma Rocasolano, los abuelos maternos, Francisco y Enriqueta, y la otra hermana de la doña Letizia, Telma.
Los numerosos ciudadanos que estaban en las inmediaciones brindaron respetuosos aplausos cuando salieron los príncipes y la familia Ortiz Rocasolano.
La princesa de Asturias, que siguió el oficio religioso junto a su esposo Felipe y su padre Jesús Ortiz en el mismo banco en que se encontraban su madre Paloma, su hermana Telma y sus abuelos, no pudo contener las lágrimas y en algunas veces buscó fuerzas estrechando la mano del príncipe y otras, la de su padre.
Homilía
El arzobispo castrense José Manuel Estepa ofició la misa y en la homilía, además del texto de las hermanas de Lázaro, leyó un escrito sobre la esperanza de encontrarse en el más allá.