Las celebridades también se enferman y no sólo por razones de la vida tan agitada que llevan o de los excesos que tienen. Algunas arrastran males que aún con todo el dinero que tienen en sus cuentas no pueden superar por completo. Uno de esos males es el trastorno bipolar.
Desde que el miércoles pasado se publicó en los medios la noticia del trastorno bipolar de Catherine Zeta-Jones, su rostro llenó las portadas de medio mundo y Hollywood se sobrecogía ante la baja de una de sus intérpretes más consolidadas.
Por voluntad propia, la actriz, de 41 años, decidió ingresar en un centro médico para tratar su trastorno.
Según manifestó su representante, fue mucho el estrés que sufrió Catherine durante casi un año, cuando su esposo, Michael Douglas, fue diagnosticado y tratado de cáncer de garganta fase cuatro.
Otros medios más incisivos aseguran que en realidad padece un problema de alcoholismo y que por eso ha elegido el centro Silver Hill; en la sección donde ha sido ingresada también se encuentra la de alcohólicos y adictos a las drogas.
Catherine se está sometiendo a un tratamiento intensivo de una semana donde comparte experiencia con otros 15 pacientes. El centro de desintoxicación cuesta 1,500 dólares al día.
Jim Carrey
Protagonizó un personaje con personalidades múltiples en “Irene, yo y mi otro yo”, pero al parecer no era actuación.
El protagonista de “La Máscara” ha confesado que sufre de depresión y agresión, dos de los síntomas del trastorno bipolar.
“En una etapa de mi vida no había día que no llorase”, admitió el actor en una entrevista.
Ozzy Osbourne
El cantante del grupo Black Sabbath era famoso en su día por sus terribles rituales durante sus conciertos. Decapitaba murciélagos y sacrificaba animales frente a su público.
Luego se reveló que estos episodios podrían ser manifestación de depresión severa por un trastorno bipolar. Sus pensamientos suicidas se reflejan en muchas de sus canciones.
Britney Spears
Cuando en 2008 se encerró en un hotel junto a su hijo, Jayden James, de un año, y luego fue internada en el Centro Médico Cedars-Sinai, de Los Ángeles, sus familiares explicaron que la princesa del pop padecía de un cuadro psicológico bipolar.
Aunque no se hizo público su diagnóstico, los episodios maníacos que tuvo por años lo confirmaron.
Robin Williams
Contrario a la tranquilidad que refleja como persona, alegadamente el famoso actor sufre de bipolaridad. Los analistas dicen que Williams sufre de trastorno bipolar a pesar de que no se puede apoyar con pruebas suficientes. Argumentan que detrás de sus personajes hay una actitud maníaco-depresiva.
Ésta no fue la primera vez que el actor sufre problemas de salud, en agosto de 2006 él mismo decidió ingresar en una clínica de desintoxicación para superar su problema con el alcohol.
Robert Downey Jr.
Empezó a drogarse de niño y durante muchos años fue varias veces internado en centros de rehabilitación y arrestado debido a las drogas y también a la tenencia de armas.
En una oportunidad, su madrastra explicó a la revista People que Robert había sido diagnosticado con trastorno bipolar. Pero a pesar de lo que dicen en su familia, el actor nunca aceptó ese padecimiento.
Benn Stiller
En muchas entrevistas el comediante de “Loco por Mary” ha admitido sufrir de trastorno maníaco-depresivo, un mal que, según él, corre en su familia. Pero luego, en otras entrevistas, negó tener el trastorno bipolar. Lo que sí está claro: sus padres han recibido tratamiento por males similares.
Mel Gibson
El actor y director confesó por primera vez, en el documental “Acting class 1977”, que había sido diagnosticado con trastorno bipolar. Y utilizó muchas veces ese diagnóstico, según los psicólogos como Carole Liberman, “para justificar sus arranques de violencia y narcisismo”.