21/12/2025
10:21 AM

El drama de la mentira

Para el poeta inglés Alexander Pope, “quien dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”.

Para el poeta inglés Alexander Pope, “quien dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”.

Si bien la mentira forma parte del ser humano desde su niñez, la conducta repetitiva de faltar a la verdad desde que uno tiene uso de razón deja de ser normal y se convierte en un problema patológico que puede resolverse con la terapia adecuada.

“La compulsión es la base de todo tipo de trastorno obsesivo y la mentira repetitiva está relacionada con problemas en personalidades inflexibles y de conducta rígida”, afirma el doctor Eduardo Grande.

Según el psiquiatra, la mentira compulsiva es difícil de manejar terapéuticamente porque se oculta tras otras conductas, como la compulsión por el juego o las adicciones.

Marca de niñez

Para el doctor Daniel Alberto Vidal, mentir de niño “es una creación imaginativa espontánea común en los primeros años de vida, que forma parte del desarrollo psicoevolutivo normal”.

Como ejemplos, señaló mentir en los primeros diálogos con juguetes o mascotas y en los relatos de la vida cotidiana, que suelen adornar con situaciones y personajes imaginados.

“La conducta del mentiroso compulsivo tiene su raíz en los vínculos más primarios; es decir, aquellos que lo han formado como sujeto. Está en constante asimetría con los adultos, por lo que se vale de mentiras inocentes para intentar igualarse”, explicó.

Que los padres repriman las mentiras de su hijo impide a éste generar una marca que lo caracterice y le suele dejar un trauma que se dará a conocer en la adultez.

Trastornos de la conducta

Según Vidal, hay cuatro tipos de manifestación de la mentira: la hecha en forma esporádica, todos alguna vez mentimos; la evolutiva, de niño; la que se dice como producto de un padecimiento sintomático, para obtener atención gracias a la creación de un falso personaje, y la efectuada como conducta repetitiva.

Ésta es la mitomanía, en la cual se vive para y por la mentira.

“El mitómano utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas con el objeto de hacer un daño”, destacó Vidal.

Para Mazover, existen tres tipos de personalidad donde se asienta esa conducta obsesiva: la psicótica, producto de un delirio; la perversa, la mentira es un instrumento para falsear hechos y dichos y la neurótica, el otro aparece como alguien que lo tiene todo y se necesita de la mentira para llamar su atención.

Obsesión

Prevenir

Una forma de evitar que la mentira se transforme en una obsesión en la adultez es “no castigar a los niños cuando dicen una mentira menor, es propio de su imaginación y maduración”. Los padres deben explicar la diferencia entre fantasía y realidad.

Edad

Proceso

Aunque la personalidad del mentiroso compulsivo se manifiesta en la juventud o en la etapa adulta, los especialistas señalan que durante la niñez comienza a construirse.

La educación y el contexto social inciden.