Ya todo está dicho y solamente falta esperar. Mañana sábado 19 de junio, como ocurrió hace 34 años, la catedral de San Nicolás en Estocolmo reunirá a la realeza mundial en el esperado enlace del siglo en Suecia: el de la princesa Victoria y su prometido Daniel Westling.
Con este matrimonio, Victoria Ingrid Alice Desiree, la primogénita de los reyes Silvia y Carlos Gustavo de Suecia, cantará victoria definitiva y le demostrará al mundo que el amor lo puede todo.
Después de luchar por ocho largos años contra la voluntad de su padre, por fin llegará al altar para convertirse en la esposa de quien un día fue su entrenador físico personal, un personaje que para muchos es un plebeyo con dinero y en busca de escalar posición social.
La dicha
Ahora lo más importante es la felicidad de quien en un par de años más reinará en Suecia. Por ello, sus padres ofrecieron la mañana del miércoles un convivio en honor a los enamorados en un barco histórico en Estocolmo.
Los medios de prensa internacional no tuvieron acceso al festejo y debieron conformarse con las fotos de la llegada de la pareja y los monarcas.
Por la noche, los reyes ofrecieron una fiesta privada en el castillo de Drottningholm, como bienvenida a varios miembros de la nobleza y otros invitados en el comienzo de los festejos por la boda de su hija.
La lista de invitados fue secreta, pero no podían dejar de asistir aquellos príncipes y sus respectivas esposas con los que Victoria ha venido creciendo en su vida como royal y con los que tiene algo en común: la edad.
El príncipe heredero Federico de Dinamarca dejó a un lado el Mundial de Sudáfrica 2010 por acompañar a su especial amiga en su festejos nupciales. No podían faltar la princesa y esposa del royal danés, Mary Donaldson, también el príncipe heredero noruego Haakon y la princesa Mette-Marit, que viajaron a Suecia después de visitar a la canciller alemana Angela Merkel.
Se estima que llegaron unos 30 familiares de la reina Silvia, los Sommerlath, de raíces germano-brasileñas. El novio Daniel Westling llevó a algunos amigos de su localidad de origen, Ockelbo, que también acudirán mañana al enlace.
Los festejos continúan hoy viernes con un concierto sorpresa para Victoria y Daniel en la casa de conciertos de Estocolmo.
La expectativa
Ante la presencia de unos 1,200 invitados, entre familiares, amigos y miembros de la realeza europea, la heredera a la corona sueca le dará el sí quiero al que conoció siendo su entrenador personal.
La novia llegará a la catedral a las tres y media de la tarde del brazo de su padre y padrino, el rey Carlos Gustavo. La gran expectativa es el ajuar de la novia creado por el diseñador sueco Par Engsheden, quien reveló que “será muy clásico”.
Del peinado se encargarán los estilistas Johan Hellstrom y Peter Hagelstam, que no deberán usar fijador de cabello u otro químico de estética porque podría dañar la tiara, que según expertos, será la de los Camafeos.
La joya fue comprada por la reina Josefina en 1823 y la han llevado las tías de Victoria, las princesas Birgitta y Desirée, el día de sus bodas en 1961 y 1964 respectivamente, y su madre, la reina Silvia, en su enlace con el rey Gustavo el 19 de junio de 1976.
La ceremonia será oficiada por el arzobispo Anders Wejryd y estará acompañada con la música del coro y el organista de la catedral, Gustaf Sjökvist, quien, curiosamente, fue el responsable de la música en la boda de los reyes de Suecia hace 34 años.
El saludo
La princesa y Daniel Westling, ya proclamados como esposos, recorrerán las principales calles de Estocolmo para saludar a los miles de ciudadanos. El cortejo nupcial los acompañará.
Recorrerán la bahía de Estocolmo a bordo del barco real Vasaorden, desde donde recibirán las felicitaciones con salves de barcos de guerra.
Después saludarán desde el Kastellholmen, donde se espera que se produzca uno de los momentos más esperados del día: el beso, convertidos ya en esposos.
Luego del banquete en el palacio real y de la luna de miel, de la que se desconoce, de momento, el destino, la pareja real se instalará en la que será su residencia oficial: el palacio de Haga, un edificio que el estado sueco entregó a la princesa Victoria como regalo de bodas.
Lilian, la gran ausente
La princesa Lilian de Suecia y duquesa de Halland será la ausente de la gran boda real debido a que a sus 94 años de edad padece del mal de Alzheimer.
Esto fue confirmado a inicios de junio por la casa real, lamentando que la que fue la esposa del príncipe Bertil de Suecia no pueda acompañar a la futura reina de los suecos en una fecha tan memorable para esa nación europea.
Tras enviudar, vivió por muchos años en Villa Solbacken, pero con el paso del tiempo, el rey Carlos Gustavo le ofreció un apartamento en el castillo.
Actualmente la princesa Lilian es el miembro más anciano de la familia real sueca. A principios de agosto de 2008 sufrió una fractura de cadera.
El amor, 34 años después
Silvia Renate Sommerlath, la alemana-brasileña desposada por el rey Carlos Gustavo de Suecia un 19 de junio de 1976, tuvo que esperar a que el abuelo de su amado, el rey Gustavo Adolfo VI, muriera para poder casarse, porque de lo contrario hubiera perdido su posición de heredero al trono sueco. El monarca Gustavo Adolfo era inflexible en que la realeza debía casarse con la realeza y Silvia no pertenecía a la monarquía. Era hija del empresario alemán Walther Sommerlath y Alice Sommerlath, dama brasileña de Sao Paulo.
En las Olimpiadas de Múnich conoció a su hoy esposo. Se comprometió en marzo de 1976 y tres meses después se casó, adquiriendo el título de reina consorte de Suecia. Ella era jefa de azafatas del área vip del evento.