Cuántos no hemos pasado por la típica temporada en la que lo único que se nos antoja es un gran bostezo. Y no hacemos más que soñar con el momento de llegar a la casa e ir directo a la cama.
Si te sientes identificada con este estado de absoluta pereza, junto a la dra. Mabel aguilera especialista en obesidad, te decimos cómo cargarte de energía.
En consulta
Según aguilera “los alimentos nos acompañan inexorablemente durante toda nuestra existencia, al igual que el oxígeno. Y además de acompañarnos, se integran a nuestros sistemas corporales, para luego llegar a formar parte de nuestro cuerpo, el cual queda constituido por lo que ingerimos y lo que respiramos.
Son productos de placer para algunos, remedio eficaz para otros y cuestión de pura sobrevivencia para los más desfavorecidos.
Entre 10 a 20 toneladas de alimentos pasan por la boca de cada ser humano a lo largo de su vida: de ellos obtendrá la energía necesaria para que sus músculos se muevan, para que el cerebro piense y para que el resto de aparatos y sistemas funcionen adecuadamente.
La especialista asegura que “si deseamos tener energía natural, todos los alimentos que ingerimos se convierten al final de la digestión en energía, suponiendo que comemos natural y balanceado: basta darle una ojeada a la famosa “pirámide nutricional”, la cual nos enseña qué porciones de cada producto debemos consumir más y cuáles menos, esta pirámide es la base de una dieta energizante, basada en balance.
Combate la fatiga
Desayuna, incluso cuando no tengas hambre, estarás mucho más animada y alegre. Investigadores británicos de la universidad de cardiff han encontrado que ingerir un bol de cereales cada mañana disminuye los niveles de la hormona cortisol, íntimamente relacionada al sentimiento de estrés.
Come cada tres o cuatro horas. Realizar tres comidas racionales y dos meriendas al día pueden ayudarte a mantener tus niveles de energía y azúcar en sangre, recuerda “racionales”. Las comidas exageradas requieren de más energía para la digestión, lo que hace que te sientas letárgica. En cada una de tus comidas, ingiere una combinación de carbohidratos ( para crear energía), proteínas (que ayudan a mantener las energías), y grasas saludables como las del pescado, y las aceitunas, estas grasas y proteínas ayudan a la sensación de saciedad.
Inclúyelos en tu menú
Agrega más fibras
Las fibras tienen un efecto de acción prolongada sobre los carbohidratos, de modo que entran en tu torrente sanguíneo a un paso lento y sostenido, otorgando a tu energía poder de permanencia. A la hora de elegir tus comidas racionales, incluye opciones con fibra de modo que puedas alcanzar la cantidad recomendada de 25 a 30 gramos diarios (una persona en promedio ingiere sólo entre 10 y 15 gramos).
Bien hidratada
El agua es el componente principal de la sangre y de todos los otros fluidos corporales. Incluso una ligera deshidratación puede hacer que la sangre se espese, forzando al corazón a bombear más fuerte para llevar la sangre a tus células y órganos y produciendo una sensación general de fatiga. Asimismo, la hidratación hace que los nutrientes se mantengan fluyendo constantemente hacia todo el cuerpo. Puedes consumir alimentos que contengan agua en forma natural, como son el yogurt, el brócoli, la zanahoria, el melón, la sandía, la naranja, y la toronja.