Este puede ser primariamente económico, pero también existe de otros tipos: acumular poder o agradecimientos, hacer daño a alguien o simplemente la indolencia.
Es innegable, de todos modos, que ese temor a ser dejados de lado produce cierta angustia en muchas personas. Para Kierkegaard, el individuo auténtico se enfrenta a la angustia de pensar por sí mismo.