Investigaciones del Grupo de Operaciones Especiales Tácticas (Goet) y la Unidad Especial entrenada por el FBI permitieron desmantelar ayer la casa de un estadounidense donde mantenía en cautiverio en Comayagua a menores de edad, a las que con engaños captaba en zonas rurales del país.
Desde octubre, los investigadores fueron descubriendo la forma de operar del extranjero, quien con la ayuda de un hondureño se desplazaba por todo el país a las comunidades rurales más pobres, donde captaba a las niñas para llevarlas a la casa que él mismo diseñó y construyó.
El norteamericano fue identificado por las autoridades como Christopher Glenn, capturado días atrás en Miami; el hondureño Juan Ángel García Velásquez (33) fue detenido ayer en el allanamiento en la colonia 21 de Abril, en Comayagua.
La operación sorprendió a los vecinos del extranjero, quienes manifestaron que pocas veces lo veían porque se mantenía la mayor parte del tiempo adentro de la casa. Pero dijeron que sí les extrañó la manera como vestía a las menores y los gritos que a veces se escuchaban.
“A veces sacaba a pasear a las niñas, les tapaba el rostro y usaban una vestimenta tipo árabe. Por eso creíamos que eran del Medio Oriente. Nos extrañaba que a veces se escuchaban gritos, pero como para evitar problemas se ignoran las cosas, nunca denunciamos. No pensábamos que en la casa ocurrieran esos hechos”, relató una vecina.
El Ministerio Público elaboró ayer el requerimiento fiscal contra el hondureño por los delitos de proxenetismo y abuso sexual de menores e informaron que el norteamericano será pedido en extradición para que responda por los delitos cometidos en Honduras.
La investigación
Desde octubre, investigadores del FBI y agentes del Goet recolectaron información de las actividades del norteamericano. Comenzaron a seguirle la pista y descubrieron cómo reclutaba a las menores.
“Llegaba a las aldeas y decía que era un iraquí que había llegado a vivir a Honduras y se llamaba Yussu Abdulá. Siempre viajaba en un pick-up rojo, acompañado por una dama, a la que hacía pasar como su esposa, cuando visitaban los hogares de familias pobres.
A los padres de las menores les decía que buscaba niñas para que trabajaran en la casa cuidando niños y ofrecía un buen sueldo, del cual les enviaría a ellos una cantidad mensual”, informó uno de los investigadores en el caso.
Las promesas de Glenn incluían oportunidades de estudio, un trato especial para que las niñas se sintieran como en casa. Sin embargo, la realidad era otra y al llegar se enfrentaban al cautiverio.
A algunas de las niñas, desde que llegaban a la casa, el norteamericano les aplicaba inyecciones con estupefacientes, drogas para mantenerlas sedadas y después abusar de ellas. Algunas se adaptaban a la nueva vida, otras en cambio buscaban huir.
En el allanamiento, las autoridades encontraron ayer a dos muchachas de 12 años que tenían varios meses de vivir en la casa e inspeccionaron una cisterna seca que, según relato de una de las víctimas, era utilizada para colocar a las menores que se negaban a someterse a los abusos del norteamericano, quien como castigo las mantenía en el lugar varios días sin alimentos.
Los abusos contra menores, según los investigadores, fueron cometidos por el extranjero durante casi dos años, teniendo como compinche al hondureño. Christopher Glenn llegó a ser tan conocido en varias comunidades rurales de Honduras que, según las investigaciones, en los poblados llegaron a llamarlo “el buscador de niñas con el carro rojo”.
Las pedía vírgenes
Pero no cualquier jovencita seleccionaba el estadounidense. Las investigaciones revelaron que debían cumplir tres requisitos para que se decidiera a llevarlas.
“Buscaba muchachas vírgenes. Por eso, las edades que siempre pedía cuando buscaba a las menores eran de 10 a 13 años y que no supieran leer ni escribir.
Su predilección siempre fueron niñas, no mujeres. Cuando escogía algunas por la edad y descubría por una plática que ya habían tenido relaciones sexuales, de inmediato las descartaba y la excusa que ponía era que estaban muy viejas para él”, explicó el investigador.
Formó un harén
Juan García Velásquez, el hondureño que hizo alianza con Glenn para reclutar a las jovencitas, fue una pieza clave en los delitos de abuso y proxenetismo de las menores.
García se convirtió en el sacerdote, el que oficializaba un falso vínculo matrimonial con todas las víctimas del norteamericano, refieren las investigaciones. “El hondureño era quien les explicaba a las niñas que Glenn pertenecía a una religión que permitía casarse con todas las mujeres que él podía mantener y que no importaba si ellas tenían 10, 11, 12 ó 13 años”, explicó un investigador.
Las menores creían la teoría religiosa, accedían y en la casa donde estaban en cautiverio se efectuaba el ritual; el extranjero y las menores firmaban un documento y la ceremonia quedaba grabada en un video.
“Una vez que eran sus esposas, el norteamericano las sacaba a la calle como un jeque (entre los musulmanes y pueblos orientales, el que gobierna y manda), con su harén que mostraba orgulloso.
Casi siempre salía con dos o tres de ellas, las paseaba caminando o a veces en un pick-up Toyota rojo vino”, explicó el investigador.
La operación
Después de documentar el caso, los agentes especializados presentaron las evidencias al Ministerio Público, que nombró un fiscal y juez con jurisdicción nacional para ejecutar el allanamiento y capturar al cómplice del norteamericano, quien hace una semana fue detenido en Miami. “Estos individuos se dedicaban a la explotación sexual, pornografía y trata de personas. Se materializó ayer la operación donde se capturó al hondureño. Las menores eran recluidas en una gigantesca casa, amurallada y con alambres de púas”, explicó Julián Hernández, vocero policial.
A las 9:30 am, diez camionetas blindadas se estacionaron frente al inmueble y se bajaron los elementos del Goet; con el fiscal y el juez asignado ingresaron a la vivienda completamente amurallada, con cámaras de monitoreo para controlar lo que ocurría dentro y fuera del inmueble.
El techo estaba asegurado con serpentina y las puertas eran de hierro; según los constructores que la edificaron, tiene doble reforzamiento.
No había ventanas, lo que para los investigadores era para que resultara imposible observar desde afuera el interior de la vivienda o que una niña escapara.
Solo un portón de ingreso era visible, el cual en todo momento controló el extranjero. Cuando los agentes inspeccionaron el cuarto encontraron un sistema de seguridad con una pantalla de 50 pulgadas donde se monitoreaba cada rincón de la casa.
El constructor del inmueble les explicó a las autoridades que la casa fue diseñada como una fortaleza para evitar que alguien saliera de ella sin autorización.
Un calvario
La vida de las menores que por meses estuvieron cautivas fue una odisea. El norteamericano, según las autoridades, había causado una dependencia de droga en las menores.
En el allanamiento, dos de ellas fueron liberadas ayer, pero una fuente del Ministerio Público reveló que están en proceso de recibir información y declaraciones de las familias de cinco menores más. Se estableció que las niñas que hasta ahora han sido identificadas provienen de Yoro, Intibucá y Santa Bárbara.
“Una de las menores nos relató que en una de las muchas ocasiones en que abusaron de ella gritó y gritó, pidió auxilio y nadie la escuchaba. Aseguró que el norteamericano siempre la dejaba con llave o a veces amarrada. Fue un calvario el que vivió”, contó el investigador.
Como el relato de esta menor, muchas historias se tejen de lo que ocurrió en la casa-fortaleza que construyó el gringo en Comayagua.
Las autoridades calculan que tienen identificadas unas 15 víctimas que habrían sufrido los abusos del norteamericano, quien también formaba parte de un club de extranjeros que buscaban jóvenes que no habían tenido relaciones íntimas.
Llamado
La Dirección General de la Policía Nacional solicitó ayer a la población de todos los caseríos, aldeas y pueblos que por favor comunique a las autoridades sobre las actividades que extranjeros puedan estar realizando en el país con fines de abuso sexual y proxenetismo.
“Pedimos a las personas que vieron en sus comunidades el pick-up rojo vino, sin placas, manejado por Christopher Glenn, o quienes tengan información que nos ayude a identificar más víctimas que fueron casadas, engañadas y abusadas por este individuo conocido en las comunidades como Yussu, que llamen al 94581251 o envíen correo electrónico a cat_honduras@yahoo.es”, dijo uno de los investigadores.
Las autoridades continúan las investigaciones para determinar si hay otras personas involucradas en las operaciones ilícitas del norteamericano y el hondureño para abusar sexualmente de las menores que reclutó en varias ciudades del país.