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Pistoleros irrumpen en iglesia, matan a cuatro y hieren a diez

  • 30 junio 2013 /

La noche del sábado, unas 40 personas celebraban un culto en la aldea Palo de Comba del municipio de Victoria, Yoro.

El canto y la alegría de cerca de 40 personas que adoraban a Dios en la iglesia evangélica Avance Misionero de la aldea Palo de Comba en este municipio fueron interrumpidos la noche del sábado por las balas asesinas de cinco encapuchados.

El ataque criminal dejó cuatro hombres muertos y 10 heridos, entre ellos tres menores de edad que se recuperan de las heridas en el hospital Mario Rivas de San Pedro Sula y centros asistenciales del municipio de Morazán, Yoro.

Las víctimas fueron identificadas como los hermanos Selvin Abel y José Francisco Ramírez Euceda, junto a Nelson Rosales. El cuarto muerto es Adán Pereira Martínez, quien según testigos venía al frente del grupo de los pistoleros y también fue alcanzado por las balas que estos dispararon contra el grupo de feligreses.

Los heridos que milagrosamente salvaron sus vidas entre la lluvia de tiros son Federico Aceituno (37), Josimar Euceda (21), Rosa Reaños (53), Jesús Hernández (19), Bassy Martínez (19), Omar Márquez (35) y tres menores de edad entre las edades de 6 y 13 años.

Terror

José David Aceituno, pastor de la Iglesia Avance Misionero, apesarado y aún con nervios por lo ocurrido, relató: “Eran las 7:30 pm y todos cantábamos y danzábamos dando gracias a Dios cuando de pronto un grupo de hombres fuertemente armados se paró en la puerta principal del templo y sin decir nada comenzó a disparar contra los presentes.

Fueron momentos de terror. Todos buscaban protegerse de las balas. Los primeros en ser alcanzados por los proyectiles fueron los que murieron, pues no pudieron correr o agacharse. Los heridos lograron tirarse al suelo”, agregó el líder religioso.

Detalló que él y el resto de sobrevivientes están vivos por obra de Dios, pues la intención de los asesinos al parecer era acabar con toda la concurrencia.

Luego de que los pistoleros se marcharan, los sobrevivientes, como pudieron, buscaron carros en que subieron a los heridos y se los llevaron a los centros asistenciales que se hallan más cerca del sector y otros más graves al Mario Rivas de San Pedro Sula.

El hedor a sangre en la iglesia era fuerte. En el púlpito, entre Biblias y otros enseres, se veía la sangre que dejó el fatídico ataque.

En medio del dolor de sus familiares, los restos de los hermanos Ramírez Euceda y Nelson Rosales fueron velados en una humilde vivienda de la aldea. El velatorio del cadáver de Adán Pereira Martínez se desarrolló en casa de parientes en la comunidad de Cuevita, a un kilómetro de la aldea donde ocurrió la masacre.

Testimonio de sobreviviente

El nerviosismo sigue en Federico Aceituno, uno de los sobrevivientes del ataque, “no hubo oportunidad de refugiarse para protegerse de la lluvia de balas que los hombres nos lanzaban. No respetaron a nadie. Había mujeres y niños en el culto, pero no les importó que estábamos en la casa de Dios. Es un milagro que no nos mataran a todos los que a esa hora orábamos en la iglesia.

Disparaban a lo loco. Mataron a tres miembros de la iglesia y 10 resultamos heridos. Fue una pesadilla. No quiero recordar esos momentos. Es un milagro estar con vida. Dios nos guardó”, relató.

El hombre se recupera en la sala de emergencia del hospital Mario Rivas. Presentó lesiones severas en el brazo izquierdo y en el abdomen, pero los médicos aseguran que está fuera de peligro. Junto a él fueron ingresadas en la emergencia tres menores de 6 a 13 años, también heridas en el ataque. Sus padres las cuidaban ayer en la sala de emergencia. Aún no podían creer lo ocurrido y solo daban gracias a Dios por que las niñas estuvieran fuera de peligro.

“Jamás había ocurrido algo similar en la aldea. Esos hombres no tuvieron compasión, pero Dios nos guarda de tanto mal. Ahora confiamos en la recuperación de las niñas”, dijo una de las familiares.

Pobladores de la zona aseguraron que los hombres armados buscaban a una persona cuyo nombre no revelaron, que sería el objetivo y que por eso abrieron fuego contra todos porque temían que alguno de los presentes los atacara. Un equipo especial de la Policía investiga el caso. Hasta ayer no se conocían las causas.