San Pedro Sula, Honduras.
Según las autoridades de la comisión interventora del hospital Mario Catarino Rivas, algunas personas estarían duplicando o falsificando carnets del personal para ingresar como empleados.
Por muchos años, dentro del hospital operó la banda de Los Zopilotes, que hacían negocio con las personas enfermas e incluso atentaban contra la vida de algunos internos al desconectarlos de las máquinas que los mantenían con vida.
Merlin Fernández, presidente de la interventora del centro asistencial, dijo que en las investigaciones supieron que gente entraba a negociar en el hospital e incluso acelerar o estar pendientes de la muerte de algunos pacientes para ofrecer ataúdes.
“Se llegaron a tomar fotos de algunas personas, pero todo es manejado por la sección de Inteligencia y se sospechaba que algunas personas usaban disfraz para entrar”, relató el funcionario.
Fernández dijo que no es imposible que alguien se meta al centro médico usando identidades de otra persona.
“Llegamos a verificar que había gente que estaba duplicando los carnets del personal para entrar como empleados”.
Una medida que próximamente tomarán las autoridades militares es que los trabajadores, además del carnet que los identifica, mostrarán su tarjeta de identidad para hacer un control cruzado.
Esta semana, la ministra de Salud, Yolani Batres, dijo que el grupo delictivo sigue operando en el hospital porque no quiere perder el negocio que funcionó durante años a vista y paciencia de las autoridades.
Román Gomez Reyes, coronel de Fusina, dice que están sorprendidos con las declaraciones de la ministra de Salud porque están cumpliendo a cabalidad el mandato del alto mando de salvaguardar la vida e integridad de todos los pacientes. “Tenemos fuertes medidas de seguridad en el centro médico y hasta les provocamos algunas molestias al personal y los familiares de los pacientes que aún no se adaptan a las nuevas medidas”, explicó.
Gómez descartó que alguna banda continúe operando en el hospital debido a las fuertes medidas de seguridad que -según él- han cortado todo tipo de acciones ilícitas, principalmente por la noche.
El control militar en el hospital comenzó hace tres meses. “Antes, con cada paciente había hasta ocho familiares por sala, lo que facilitaba la filtración de personas. Ahora solo autorizamos una persona por enfermo”, agregó el jefe militar.
Los propietarios de algunas funerarias que funcionan afuera del hospital se sienten agredidos por las acusaciones de las autoridades de Salud porque aseguran que es el sustento de sus familias y lo único que hacen es dar el servicio. Francisco Ulloa comentó que tiene un pariente interno en el cuarto piso, pero desde que los militares están al mando de la seguridad hay mayor tranquilidad porque no permiten que nadie desconocido pase ni siquiera en los pasillos.
El ciudadano Alberto Turcios indica que por la enfermedad de su esposa ha pasado mucho tiempo en el hospital, lo que le ha permitido ser testigo de algunas irregularidades.
Según las autoridades de la comisión interventora del hospital Mario Catarino Rivas, algunas personas estarían duplicando o falsificando carnets del personal para ingresar como empleados.
Por muchos años, dentro del hospital operó la banda de Los Zopilotes, que hacían negocio con las personas enfermas e incluso atentaban contra la vida de algunos internos al desconectarlos de las máquinas que los mantenían con vida.
Merlin Fernández, presidente de la interventora del centro asistencial, dijo que en las investigaciones supieron que gente entraba a negociar en el hospital e incluso acelerar o estar pendientes de la muerte de algunos pacientes para ofrecer ataúdes.
“Se llegaron a tomar fotos de algunas personas, pero todo es manejado por la sección de Inteligencia y se sospechaba que algunas personas usaban disfraz para entrar”, relató el funcionario.
Fernández dijo que no es imposible que alguien se meta al centro médico usando identidades de otra persona.
“Llegamos a verificar que había gente que estaba duplicando los carnets del personal para entrar como empleados”.
Una medida que próximamente tomarán las autoridades militares es que los trabajadores, además del carnet que los identifica, mostrarán su tarjeta de identidad para hacer un control cruzado.
Esta semana, la ministra de Salud, Yolani Batres, dijo que el grupo delictivo sigue operando en el hospital porque no quiere perder el negocio que funcionó durante años a vista y paciencia de las autoridades.
Román Gomez Reyes, coronel de Fusina, dice que están sorprendidos con las declaraciones de la ministra de Salud porque están cumpliendo a cabalidad el mandato del alto mando de salvaguardar la vida e integridad de todos los pacientes. “Tenemos fuertes medidas de seguridad en el centro médico y hasta les provocamos algunas molestias al personal y los familiares de los pacientes que aún no se adaptan a las nuevas medidas”, explicó.
Gómez descartó que alguna banda continúe operando en el hospital debido a las fuertes medidas de seguridad que -según él- han cortado todo tipo de acciones ilícitas, principalmente por la noche.
El control militar en el hospital comenzó hace tres meses. “Antes, con cada paciente había hasta ocho familiares por sala, lo que facilitaba la filtración de personas. Ahora solo autorizamos una persona por enfermo”, agregó el jefe militar.
Los propietarios de algunas funerarias que funcionan afuera del hospital se sienten agredidos por las acusaciones de las autoridades de Salud porque aseguran que es el sustento de sus familias y lo único que hacen es dar el servicio. Francisco Ulloa comentó que tiene un pariente interno en el cuarto piso, pero desde que los militares están al mando de la seguridad hay mayor tranquilidad porque no permiten que nadie desconocido pase ni siquiera en los pasillos.
El ciudadano Alberto Turcios indica que por la enfermedad de su esposa ha pasado mucho tiempo en el hospital, lo que le ha permitido ser testigo de algunas irregularidades.