En la sala 2 del Tribunal de Sentencia comenzó ayer el juicio oral en contra de Rafael Alejandro y Carlos David. Fue tal que Julieta Castellanos prefirió abandonar la sala al no poder seguir escuchando la dura relación de hechos. “Es totalmente difícil recordar eso, no pude estar en la sala”, manifestó en las afueras del tribunal. “Lo que pido a los jueces es sabiduría para valorar las pruebas y los testimonios que darán las personas, es todo lo que puedo pedir, confío en la justicia”, agregó Castellanos, quien prefirió no emitir valoración sobre los jueces y fiscales.
Aurora de Pineda se vio también quebrantada al escuchar de nuevo cómo sucedieron los hechos. “Es terrible, parece que el tiempo no ha transcurrido y que hoy acabara de enterrar a mi hijo”, externó. Dijo que confía en que se ganará el juicio, sustentando que hay pruebas contundentes.
Declaraciones
El juicio prosiguió con las declaraciones que prefirieron rendir Gabriel Mancía y Wilson Córdova, quienes estaban a cargo de la patrulla M1-30, en la que se encontraron cabellos de las víctimas.Ambos aseguraron que no están vinculados a hechos relacionados con el crimen. Por la tarde, el MP presentó a cinco testigos protegidos, quienes relataron cómo empezó la persecución de los policías a los universitarios, los disparos que escucharon en esa silenciosa noche, entre otros pormenores.
Fue insuficiente para albergar a jóvenes universitarios, miembros de la Comisión Interventora del MP, representantes de la comunidad internacional, de organismos no gubernamentales, parientes y amistades de los acusados y los periodistas.