10/12/2024
12:34 AM

Le cumplieron el deseo de que en su funeral no hubiera llanto, sino fiesta

Cortés, Honduras.

Zarparon el 28 de junio de playa Cieneguita en Puerto Cortés a las siete de la mañana con un mar tranquilo que no presagiaba la tragedia, pero en el trayecto a su punto de pesca por el lado de Bajamar, los sorprendió la fuerte tempestad. Una ola “del tamaño de la sierra de Omoa” envolvió la lancha tiburonera “Miss Margareth” con motor fuera de borda en la que viajaban los tres pescadores.

De Jony Gerardo Solís y Heriberto Bronfield Lara no se sabe nada, mientras que Guillermo Castellanos Bronfield fue sepultado el martes en la comunidad de Tegucigalpita, aunque él vivía con su familia en Cieneguita. Su cuerpo fue encontrado el domingo tres de julio a la orilla de una playa solitaria en Puerto Barrios, Guatemala, hasta donde fue arrastrada la embarcación por el fuerte oleaje.

El día de la tragedia, su mujer le hizo a Guillermo arroz con leche de desayuno y le preparó un “lunch” de huevos revueltos con sus correspondientes tortillas, acompañada de una pelota de cuajada fresca.

Con eso tendría para enfrentar la faena, ya que con su amigo Jony y su primo Heriberto, habían planeado regresar el mismo día antes de que cayeran las primeras sombras de la noche.

Foto: La Prensa

Guillermo Castellanos Bronfield era amigo de las reuniones familiares, como se aprecia en la fotografía.
Sin embargo, el destino tenía su propio plan.

Foto: La Prensa

Con su amigo Jhony Solís y su primo Heriberto (foto) zarparon de Cieneguita.
Beraly Martínez, la mujer de Guillermo, tuvo un mal presentimiento horas después que ellos partieron, cuando el cielo comenzó a oscurecerse y luego vio el relampagueo en el horizonte, por donde se suponía que estaban pescando. Entonces, marcó insistentemente su celular, pero en vano esperó su respuesta. Cuando llegó la noche pensó que tal vez se habían quedado acampando en algún lugar y que regresarían al día siguiente, pues no llevaron comida ni carnada suficiente. Sin embargo, para entonces la tragedia ya había ocurrido, piensa ahora doña Beraly.

Guillermo era transportista y comerciante. Su afición por la pesca surgió hace unos dos años, cuando un médico le recomendó que practicara este deporte para combatir su diabetes por estrés.

Desde entonces salía con sus amigos a relajarse con el pasatiempo que cada vez le fue gustando más, aunque su prima Daysi Bronfield dice que su verdadera afición era montar a caballo.

Ni cuando estuvo embarcado se interesó por eso de tirar la atarraya o el anzuelo, pero cuando comenzó a hacerlo se convirtió en un pescador experimentado, igual que su primo Heriberto, quien era el que se encargaba de tirar la embarcación al mar.

A Guillermo le gustaba las canciones de Marco Antonio Solís y Vicente Fernández. En las reuniones sociales solía decir que el día que se muriera no quería que faltaran sus artistas favoritos, que en vez de un velorio triste hicieran un fiestón.

Su deseo fue cumplido, pues hubo música toda la noche y un mariachi lo fue a despedir con sus canciones al cementerio.

Foto: La Prensa

Su esposa Beraly y su hija Nancy elogiaron sus virtudes.