Tegucigalpa, Honduras.
Al menos 50 agentes policiales esperaban a que Juan Carlos Arbizú Hernández (39), alias Lanchita, saliera ayer por la mañana de su residencia en Villas Mabel, de San Pedro Sula.
El undécimo extraditable a Estados Unidos abrió, como cada mañana, la puerta de su casa y se dirigió a uno de sus carros blindados; pero al abrir la puerta del garage se llevó la inesperada sorpresa: agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), de la Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad (Tigres) y agentes de la DEA (Administración para el Control de Drogas) tenían sitiada la vivienda.
Eran las 9:00 am cuando Arbizú Hernández recibió la orden de bajar del vehículo y poner sus manos en alto. Vistiendo camiseta gris, calzoneta jean azul y sandalias negras, el supuesto colaborador de varios grupos dedicados al narcotráfico salió de su turismo, un Toyota Lexus negro, blindado, y sin oponerse dejó que lo esposaran las autoridades policiales.
Uno de los agentes le leyó sus derechos conforme a las leyes de Honduras, y otro de los adscritos a la Embajada de EUA le leyó los cargos penales que le imputa su país por tráfico ilícito de drogas. Según revelaron fuentes, la investigación en contra de Lanchita comenzó en 2013, cuando se detectó su relación con los miembros del cartel de los Cachiros, los Valle, los Mexicanos y Carlos el Negro Lobo, así como con organizaciones que operan en Gracias a Dios, Islas de la Bahía y Copán.
En las acciones de inteligencia se determinó que Lanchita actuaba de manera individual y era especialista en coordinar las llegadas de avionetas y lanchas desde Colombia con fuertes cargamentos de drogas, los cuales después eran entregados a la organización criminal que lo había solicitado. Según las fuentes policiales, actuar de manera independiente le había conseguido tener la confianza de los líderes de los grupos de narcotraficantes, por lo que fue tomando nombre en la narcoactividad.
Al menos 50 agentes policiales esperaban a que Juan Carlos Arbizú Hernández (39), alias Lanchita, saliera ayer por la mañana de su residencia en Villas Mabel, de San Pedro Sula.
El undécimo extraditable a Estados Unidos abrió, como cada mañana, la puerta de su casa y se dirigió a uno de sus carros blindados; pero al abrir la puerta del garage se llevó la inesperada sorpresa: agentes de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), de la Tropa de Inteligencia y Grupos de Respuesta Especial de Seguridad (Tigres) y agentes de la DEA (Administración para el Control de Drogas) tenían sitiada la vivienda.
Eran las 9:00 am cuando Arbizú Hernández recibió la orden de bajar del vehículo y poner sus manos en alto. Vistiendo camiseta gris, calzoneta jean azul y sandalias negras, el supuesto colaborador de varios grupos dedicados al narcotráfico salió de su turismo, un Toyota Lexus negro, blindado, y sin oponerse dejó que lo esposaran las autoridades policiales.
| Estos lujosos carros blindados fueron encontrados en la residencia de Juan Carlos Arbizú en residencial Villas Mabel en el noroeste de San Pedro Sula.
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En las acciones de inteligencia se determinó que Lanchita actuaba de manera individual y era especialista en coordinar las llegadas de avionetas y lanchas desde Colombia con fuertes cargamentos de drogas, los cuales después eran entregados a la organización criminal que lo había solicitado. Según las fuentes policiales, actuar de manera independiente le había conseguido tener la confianza de los líderes de los grupos de narcotraficantes, por lo que fue tomando nombre en la narcoactividad.
Solicitud
Se supo que la orden de extradición fue presentada hace unos meses por funcionarios del Gobierno de EUA adscritos a la embajada de ese país aquí en Honduras. Se le señala de trasegar cientos de kilos de cocaína a esa nación luego de coordinar su descarga en Honduras y trasladarla vía terrestre por el territorio nacional, Guatemala y México hasta introducirla a Estados Unidos.
