San Pedro Sula, Honduras
Ubaldo Martínez dijo que su hermano César 'tenía 32 años, 27 de permanecer a la iglesia ayudando a estos jóvenes'.
Las víctimas de la masacre en el barrio Cabañas de San Pedro Sula regresaban de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuando fueron atacados a balazos.
Los ahora occisos fueron identificados como César Raúl Martínez (32), misionero e ingeniero en computación, Ariel Antonio Pérez (19), José David Corea Castillo (64), Erick Manzanares (19) y Jenny Suyapa Paniagua Guevara (50), ama de casa.
La tragedia llegó hasta el señor Corea Castillo, quien al momento de la balacera estaba en su casa viendo televisión cuando le cayó una bala pérdida.
Eber Cáceres, miembro de la iglesia mormona y amigo de los occisos, confirmó que ellos venían de jugar de la iglesia donde 'querían pasar un momento alegre, como los demás jóvenes no acudieron al lugar, ellos regresaron a sus hogares, pero solo a recibir la muerte de esta forma tan horrible'.
'Es lamentable que nuestros amigos mueran de esta manera y personas inocentes que también eran allegados a nosotros, eso es definitivamente horrible', comentó Cáceres.
Asimismo dijo que 'ojalá que dejara de suceder esto, pero esto no va ser así, lastimosamente nuestro mundo está hundido en el mal'.
Según el testimonio de Cáceres, 'los vecinos sabían que ellos (las víctimas) son personas trabajadoras, serviciales que servían a la comunidad'.
César era el que estaba encargado de los jóvenes que iban a jugar a la cancha de fútbol de la iglesia.
Cáceres explicó que 'César Martínez y Jenny Paniagua eran miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; los otros eran muy amigos nuestros. Todos ellos venían de la iglesia porque los invitamos a jugar'.
 Ariel Antonio Pérez (19),
Erick Manzanares (19),
Jenny Suyapa Paniagua Guevara (50) y
César Raúl Martínez (32).
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'Qué pasó no sabemos, solo sabemos que era un hombre íntegro, un hombre que se dedicaba a su familia, una persona que le servía a Dios', dijo en Medicina Forense cuando gestionaba el cadáver de su hermano.
Agregó: 'Lastimosamente era el lugar equivocado, momento equivocado. Hoy en día la justicia no existe, no nos engañemos. Mi hermano era un buen hijo de Dios, un buen padre, un buen hombre. Es mucho pedir justicia'.
 Familiares de las víctimas reclamaron este miércoles los cuerpos sin vida en Medicina Forense.
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