Las autoridades forenses y policiales confirmaron ayer que el cadáver que hallaron enterrado el jueves en la aldea Milpa Grande es el de la universitaria Gracia María Castro López, de 19 años.
Si la Policía no logra identificarlos, la justicia divina se encargará de ajustar cuentas a los autores materiales e intelectuales del macabro asesinato de Gracia María, ya que ellos se ocultan bajo el manto de la impunidad.
Después del hallazgo del cadáver, la tarde del miércoles en un matorral de la aldea Milpa Grande, unos 20 kilómetros al sur de la capital, peritos forenses y el fiscal de turno del Ministerio Público realizaron ayer la exhumación con apoyo de autoridades judiciales y la Dirección General de Investigación Criminal, Dgic.
El cuerpo estaba sepultado a flor de tierra en un matorral donde los malhechores tuvieron en cautiverio a la víctima, después de ser secuestrada el jueves 7 de agosto en un reconocido centro comercial capitalino.
Heridas de bala
Los restos mortales presentan un avanzado estado de descomposición y, según los peritos forenses, la infortunada tenía entre tres o cuatro días de fallecida, lo que se determinará con la autopsia.
Preliminarmente se supo que el cadáver presenta heridas de bala en la cabeza y en un brazo; además tenía el rostro vendado con un lienzo de tela. A las siete de la noche se había previsto la autopsia debido al estado de putrefacción del cuerpo.
Agentes de la Sección de Inspecciones Oculares de la Dgic levantaron varias evidencias en la escena del crimen como, bolsas vacías de golosinas, platos desechables, envases de refrescos y jugo, restos de papel higiénico y colillas de cigarrillos.
Melvin Duarte, vocero del Ministerio Público, dijo en la escena del crimen que “todavía no se ha realizado plenamente la identificación; sólo se tiene información preliminar proporcionada a los médicos forenses por parientes que llegaron a este lugar”.
Algunos familiares de la joven se presentaron al sector, entre ellos, el diputado por el departamento de La Paz, Pompeyo Bonilla, que lamentó el clima de inseguridad que afecta al país.
Pago de rescate
Aunque el caso ha sido manejado por la Policía en total hermetismo, se confirmó que un equipo del Grupo Especial Antisecuestros, Geas, de la Dirección General de Servicios Especiales de Investigación buscó a la muchacha y a sus captores en la zona, pero no logró localizarlos.
Se supo que los plagiarios recibieron dos millones de lempiras, de cinco que le exigían a la familia como rescate, pero aún así terminaron con la vida de una joven con muchas aspiraciones.
El diputado Bonilla llamó a la sociedad hondureña y al presidente de la República, como responsable de la seguridad ciudadana, para que en conjunto se busque una solución integral al problema de inseguridad.
Iba para Inglaterra
No es desconocido, agregó, que el ciudadano hondureño tiene miedo de que al salir de su casa pueda ser robado, ultrajado y asesinado; los padres temen por sus hijos cuando van a las universidades y a los colegios, por lo que ésta es una tarea que debemos asumir con responsabilidad todos los hondureños.
Gracia María era originaria de Marcala, La Paz. Era hija del cafetalero Arnold Castro y de Gladis Aurora López y cursaba la carretera de Mercadotecnia en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. El miércoles pasado se trasladaría a Inglaterra, donde permanecería un año en un intercambio de estudiantes.
El político Pompeyo Bonilla dijo que era una muchacha llena de ilusiones y esperanzas y que es un duro golpe para su madre y sus hermanos, pero siempre la recordarán por su alegría. Hasta ayer las autoridades policiales no tenían pistas de los autores del abomnable crimen de la universitaria.