'Queremos hablar con el director, esto es un infierno”. Así son los gritos de algunos de los 37 reos de alta peligrosidad que fueron trasladados a la cárcel de máxima seguridad en Ilama, Santa Bárbara el lunes.
“Hace calor hermano, hace mucho calor, sáquennos de aquí”, agregan los reos que llevan 48 horas en las nuevas celdas al experimentar las rígidas condiciones en las que los mantienen las autoridades.
Algunos trabajadores que están culminando la construcción de la cárcel, con capacidad para 88 reos de alta peligrosidad y 1,500 de media o baja peligrosidad, aseguran que se escuchan gritos pidiendo ayuda y más comida.
'Algunos de ellos, muy desesperados, parece que están llorando', dijo uno de los empleados, que pidió no ser identificado, cuando dejaba su puesto de trabajo.
El traslado de los reos, la mayoría miembros de la pandilla 18, se debe a que desde la prisión en donde estaban seguían ordenando extorsiones, asaltos, secuestros, atentados y otros delitos.
Los 37 reclusos fueron trasladados el lunes anterior desde la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto en Támara a la megacárcel 'El Pozo' en Santa Bárbara.
Los reos fueron despojados de sus joyas.
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Los reclusos solo vestirán su uniforme y nada de cadenas o anillos.
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Algunas de las pertenencias personales que llevaban los reos al momento de ser trasladados.
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