18/05/2024
12:32 PM

Fray Agustín, un franciscano todo terreno que se gana el corazón de los hondureños

El sacerdote cumple su misión en el municipio de Piraera en el departamento de Lempira donde destaca por su trabajo y su don de servicio. Vino de Inglaterra para servir y evangelizar a los hondureños.

San Pedro Sula

Montado en un caballo, ataviado con la sotana y cubierto con un sombrero de ala ancha Fray Agustín encabezó la procesión de Domingo de Ramos por las empedradas y polvorientas calles del municipio de Piraera, en el departamento de Lempira.

El sacerdote sobresalía entre la feligresía por su estatura, su porte y su tez blanca que pese a pastorear bajo el sol todavía no luce quemada. Pero lo que más llama la atención es su amabilidad, humildad y el trato con la gente de tierra adentro.

Ese día decidió cubrir su tradicional capucha gris y su cinturón de tres nudos que recuerdan la pobreza, castidad y obediencia, las tres piedras angulares de la orden que representa para vestir la sotana y la estola roja que acostumbran todos los sacerdotes. Una vestimenta usada por los sacerdotes cuando inicia la Semana Santa.

Recién cumplió 46 años y lleva ya casi tres en Honduras. Vivió una niñez feliz con una familia muy unida y católica. Hijo de un militar inglés, nació en Alemania, pero vivió en muchos lugares como Nigeria y otros países de África.

Decidió unirse a la Congregación de Franciscanos de la Renovación que fue fundada en 1987 por ocho frailes. Su vocación como discípulos de Jesús y verdaderos hijos de San Francisco es convertirse en auténticos hombres de oración que es el corazón de su forma de vida. Ellos misionan por todo el mundo y fue así como fray Agustín estuvo en Nueva York, Londres, Nicaragua y hoy en Honduras.

Al llegar a Honduras el fray fue asignado al servicio del Santuario Santiago Apóstol el Mayor en Piraera, Lempira. El municipio está ubicado a 105 kilómetros de Gracias, cabecera departamental de Lempira, y para llegar se atraviesan los municipios de Santa Cruz, San Andrés, Erandique y Gualcinse.

Hay que transitar por calles de tierra, abandonadas como en todo el sur de Lempira, donde en verano el polvo sobra y en invierno el lodo hace de las suyas.

Acostumbrado a calles y obras de infraestructura de primer mundo, no tiene problema para vivir entre la pobreza y la falta de comodidades. “Mi motivo de estar misionando en Honduras es porque me atrae la fe del pueblo y es una experiencia del sacerdocio misionero. Vine a Piraera por la invitación del obispo de Gracias, monseñor Walter Guillén”, dice.

Fue recibido en el municipio con alegría y agradecimiento pues por difícil que parezca en esos pueblos un sacerdote atiende cualquier cantidad de lugares, el obispo llega solo en ocasiones y en algunos pueblos la misa es una vez al mes.

Son lugares donde la gente conserva un especial respeto por sus líderes católicos y en medio de la humildad tratan de ofrecerles lo mejor, así es la feligresía de Lempira.

Así que no fue difícil encariñarse con el fray, hoy muy reconocido en la zona por su trabajo misionero, pero también por ser muy activo en las redes sociales. Por Instagram en su cuenta crf.mission.piraera y en Facebook Made for Love evangeliza y muestra al mundo el trabajo y testimonios de vida de la gente. “Me gustan las redes sociales, aunque requiere disciplina, pero sigo las noticias internacionales y por eso uso Instagram y Facebook como parte de la misión de evangelización”, cuenta el fray.

Para el franciscano servir a la gente es de alegría y bendición. “Son ricos en la fe y muy generosos” manifiesta. Confiesa que Piraera es una parte del país con increíbles paisajes y vive encantado con las vistas y la naturaleza.

Su español es bueno a pesar de venir de Inglaterra y manifiesta que se quedará en Honduras mientras tenga salud, energía y permiso de sus superiores. “Todos los días me conmuevo de la bondad de este pueblo”, asegura.

Y es que el fraile realiza una labor increíble en esa zona y es normal observarlo jugando con los niños en campos de fútbol improvisados, conversando con la gente y alentando a muchos a seguir adelante. “Siempre quiero animar a los jóvenes. Siempre hay esperanza con Jesús y él tiene una misión para ellos en la tierra”, dice. Su humildad es un ejemplo y su trabajo de evangelización es grande.

“El fray Agustín es una excelente persona, muy humilde y comprometido con las personas que menos tienen Siempre visita y ora por los enfermos” dice el alcalde de Piraera Deydin Mendoza.

Sin duda, el fray practica lo dicho por San Juan Pablo en una de las jornadas Mundiales de la Juventud y que se lee en la página de su congregación. “El evangelio no se puede quedar escondido por miedo ni por indiferencia. Hay que ponerlo en un portalámparas para que la gente pueda ver su luz”.

En eso se ha convertido fray Agustín, en una luz para la feligresía de Lempira ansiosa de la palabra de Dios, del don de servicio y el buen trato. En hora buena fray. Gracias por su labor.