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El ajuste

  • 02 enero 2020 /

    Con diciembre llegó y en enero lo recibimos como regalo no deseado, pero obligado, del nuevo año. El ajuste en la tarifa de la energía eléctrica no se hizo esperar, y para el primer trimestre ya quedó listo y sentenciado el ajuste que, en promedio, ronda el 2.9%, al que habrá que sumar los colaterales, esos que “centavo a centavo” suman una sustanciosa cantidad que “pega” en la bolsa.

    Esperemos que no haya retroactivo en la factura que llegará en este mes y que se ajuste a lo consumido en enero, no sea que el “regalito” señale unas semanas de diciembre sin diferenciación, pues el sistema ya se adaptó a los porcentajes de las nuevas tarifas, según calificativo de residencial, baja, media o alta tensión. Con las deudas y la superplanilla del aguinaldo nada extraño que se “rebusquen”.

    La Comisión Reguladora de Energía Eléctrica (Cree) laboró en altas horas de la noche para tomar la decisión, de manera que en la edición impresa de los diarios dejasen la noticia para después de la quema de pólvora. Así podrá ser más digerible, por lo menos, hasta la llegada de la próxima factura.

    Pese al repetido y cansino discurso sobre la necesidad de crear oportunidades de trabajo tanto en la empresa, micro, mediana y grande, como en el respaldo a las iniciativas de emprendedores, el aumento en los costos, el de la energía eléctrica es pesado, dificulta la consolidación y expansión de los centros productivos. Apuntamos recientemente el reprobado en hacer llegar los beneficios de una ordenada macroeconomía, publicitada por los funcionarios, a la microeconomía personal y familiar de la mayoría de los hondureños.

    El ajuste llega, por ley, con frecuentes cortes de la energía con la explicación del mantenimiento de líneas de transmisión o instalación de equipo. A la puerta está ya la intervención de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica, aunque los funcionarios hablan del sistema eléctrico, pues, como los políticos, ellos también saben echar mano de eufemismos para desligarse del nefasto pasado.

    Si en la estrategia, en cualquiera de los campos, habla de divide y vencerás, el plan de rescate tiene plenamente identificados tres caminos o sectores por medio de los cuales se sueña con el rescate, aunque siguen más pendientes que nunca las pérdidas, los contratos en eterno anuncio de renegociación, la mora y la planilla. Un descomunal desafío de la empresa eléctrica y de la economía nacional que nos sigue poniendo en entredicho.