19/05/2024
10:30 AM

Oposición en las calles

Sergio Banegas

La oposición política se fue a las calles. En todo sistema democrático es válido, necesario y sano el espacio para las voces disidentes que resistan los embates del oficialismo a través de ideas, argumentos, debates y lucha de ideas; al menos eso es lo que se espera de acuerdo con las doctrinas y teorías de las ciencias políticas.

Sin embargo, en nuestras honduras medimos las fuerzas en las calles; como el típico niño bufón que en el aula escolar le dice a su par “te espero afuera”. Los postulados políticos y republicanos los hemos reducido a la lucha banal de quien saca más borregos a la calle, de quien grita más, de quien vocifera con garganta mas afilada.

Es así como la oposición política hondureña agrupada en el Bloque de Oposición Ciudadana (BOC) se fue a las calles, lugar de nacimiento del ahora partido oficialista, “agua de su propio chocolate” para el ala gobernante que se ha ganado ha pulso el señalamiento de falta de dirección, falta de visión, y falta de estrategia correcta en la dirección del país.

Como canta Arjona “el problema no es que me mientas, el problema es que te crea”, frase que se aplica a ambos bandos confrontados: al partido gobernante pues su falta de cumplimiento de respetar el Estado de derecho y la institucionalidad nos deja ver que la camiseta les ha quedado grande, y por su parte la oposición que se deja liderar por personajes patéticos que no tienen medio gramo de catadura moral para señalar lo que ellos mismos no realizaron.

Todo lo banalizamos, todo lo reducimos a demeritar al contrincante, la lucha de ideas y argumentos la simplificamos a frases como: el viernes es para relajarse, o la nueva: déjelos que hagan ejercicio, no se burle.

Es así como el pueblo sigue recibiendo atol con el dedo con pseudo líderes que son los patanes de la política como escribía Maquiavelo.

Esto es solo el inicio, en la medida que se acerquen los comicios del año 2025 la ciudadanía seguirá siendo utilizada como carnada o instrumento de experimento por los abusadores que se aprovechan de la ignota conciencia del que no acaba de despertar a las nuevas realidades del siglo XXI.