19/05/2024
12:00 AM

La moto y el ataúd

Alfredo Haces

Un hijo le confirma a su madre que comprará una motocicleta de cualquier marca, tamaño o precio. Ella preocupada y sin desearle ningún mal le confirma que si compra ese peligroso y veloz vehículo de dos llantas, que primero compre un ataúd y que deje pagados los gastos funerarios.

Pues es preocupante y alarmante la gran cantidad de motocicletas que circulan a diario por San Pedro Sula, siendo un promedio de 80,000 de estos vehículos de dos pasajeros, pero se ha vuelto común que en una unidad van hasta cuatro miembros de una familia, el padre, la madre y sus dos hijos.

Las causas de este fenómeno comercial se deben a que en Honduras llegaban solamente unas cuatro marcas de motocicletas, especialmente procedentes del Japón y un reducido número de Estados Unidos de América. Pero desde el año 2000 empezaron las invasiones de motos de diferentes países, en especial las “motos chinas”, que tienen precios alcanzables, pero de menor calidad.

Honduras está entre los países más pobres de Latinoamérica, donde la mayoría de los 10,300,000 habitantes no tienen la capacidad para poder poseer un automóvil y optan por la “motocicleta china”, para uso personal, de trabajo y de transporte familiar, debido al insuficiente servicio del transporte público.

Autoridades competentes denuncian que hay un promedio de 10 accidentes diarios solamente en la Capital Industrial; entre ellos, con pérdidas de vidas, otros con consecuencias graves, como los traumas craneales, amputaciones, en especial de extremidades inferiores, entre otros.

La mayoría de estos accidentes suceden en horas de entradas o salidas de los trabajos, y en las noches de los sábados y las madrugadas de los domingos, en la mayoría por la mezcla de la gasolina y el alcohol en un país llamado Honduras.