24/12/2024
07:28 AM

Nosotros, los ateos

San Pedro Sula, Honduras.

Antes que nada es preciso aclarar que este artículo trata sobre el comportamiento de los seres humanos y no pretende establecer un debate sobre la no existencia de dios.

Se trata de establecer, hasta donde sea posible, las creencias de los delincuentes, de los criminales, de los violadores y de todos los de comportamiento anti-social.

¿Creen en dios o no?

Antes de mandarme “al demonio” veamos las creencias en otros lugares del mundo, ya que la cantidad de ateos varía por país.

Suecia está catalogada como la nación con mayor porcentaje de ateos, casi un 35% de su población no cree en un dios ni en ninguna fuerza superior.

Italia, sorprendentemente, tiene un 27, en Francia es el 33 y España un 28.

No sabemos a ciencia cierta el porcentaje en Honduras; me atrevo a especular que debe ser bajo, como un 8-10 por ciento, no más que eso, a juzgar por la cantidad de religiones, iglesias y sectas que vemos.

A manera de información, los estudios dicen que existe cierta relación entre el nivel cultural y las creencias; a más educado el país, mayor el porcentaje de ateos.

Ahora, habiendo declarado una victoria mayormente apabulladora para “los que creen”, tengo que hacerle una pregunta: ¿Qué porcentaje de la población es la que tiene sumido a Honduras en el estado de inseguridad, criminalidad, delincuencia, violencia y similares?

¿Son los ateos los responsables de todo lo malo que sucede en el país? Son los ateos los violadores, narcotraficantes, extorsionadores, corruptos de cuello de todos los colores, contrabandistas, etcétera?

De ser así el porcentaje de ateos tendría que ser mayor, mucho mayor, quizá un 33% como en Francia o un poco más. Recuerde que Honduras es uno de los países con mayor criminalidad del mundo y es imposible que sólo un 8-10 por ciento de su población cometa todos los delitos.

Los ateos pueden tener valores morales, respetar las leyes y al prójimo, etcétera, comportamiento que no es exclusivo de los que sí creen en dios. Los ateos son gente normal que simplemente no cree en dios ni en ninguna fuerza superior.

Es más, los ateos que se portan bien lo hacen por convicción, no por temor al fuego eterno del infierno o por ganarse el cielo; simplemente actúan de acuerdo a sus convicciones morales sin esperar nada a cambio.

No buscan un premio, no temen a un castigo.

Sobre eso desde luego que usted tiene su propio criterio y jamás intentaré cambiárselo, pero le voy a invitar a que efectúe un ejercicio, el que yo llamo “la prueba del celular”.

Para eso voy a asumir que usted pertenece a la mayoría, que usted es creyente y que asiste con cierta regularidad a una iglesia.

En esa iglesia, como en todas, desde luego que sólo hay creyentes, ahí no los ateos, ¿cierto?

Entonces haga su propia “prueba del celular”.

A la salida del culto deje usted “olvidado” un celular en la banca durante cinco minutos y luego regrese a ver si lo encuentra. No tiene que ser un dispositivo caro, uno barato bastará para realizar el experimento.

Pero, si su fe en la congregación es lo suficientemente fuerte como para tomar un verdadero riesgo, haga la prueba con uno de los caros, “juéguesela” con un modelo 5, un i Pad o una billetera con dinero y tarjetas de crédito o algo parecido.

Si no lo encuentra, si lo pierde, servirá para demostrar –empíricamente-- que entre los que creen en dios hay delincuentes y que, como los creyentes son mayoría, entonces también la mayoría de los delitos son cometidos por creyentes, no por ateos.

Podíamos seguir especulando sobre si sólo los creyentes sienten la tentación del demonio o son puestos a prueba por dios y cosas parecidas, pero eso no conduce a nada.

La “prueba del celular” sirve para demostrar que ni todos los ateos somos malos ni que todos los creyentes son buenos.