El clima para la atención del tema migratorio no es favorable en Washington donde la proximidad de elecciones parlamentarias condiciona la agenda política. Las presiones de organizaciones entorno a las cuales se ha aglutinado la comunidad hispana e instituciones como la Asamblea de California van en aumento, pero, está claro que las reformas se hallan estancadas; el objetivo es la suspensión de las deportaciones, cuyo récord está en manos del presidente Barack Obama.
La cumbre en Washington en aquellos días en que los niños migrantes desbordaron las previsiones y hasta los recursos disponibles, tendrá un segundo capítulo, precedido por la presentación en el gran escenario de las Naciones Unidas con motivo del período de su Asamblea General, en la que se ha anunciado la participación del presidente hondureño para exponer, entre otros temas, “el interés de Honduras y de los países del triángulo norte de que haya una reforma migratoria integral en Estados Unidos y de que Estados Unidos transmita la noción de su corresponsabilidad a trabajar en temas, no solo de la coyuntura de la migración, sino en programas de repatriación digna, ordenada, ágil, humana, y ayudarnos en los programas de reinserción”, explica la secretaría de Relaciones Exteriores, Mireya Agüero.
Este fue el tema prioritario en la cumbre en Washington al que se le dio un tratamiento diplomático o de buen entendimiento en aquel momento, pero no mucho más. “El presidente Obama tuvo mucho cuidado de no ofrecer desde el Ejecutivo algo concreto; pero lo que sí hubo es la idea que se pueda producir otra reunión al más alto nivel en septiembre para presentar una cartera de proyectos específicos contemplados en el proyecto de la Alianza para la Prosperidad”, agrega la canciller quien hizo la declaración al responder a la pregunta sobre el cumplimiento de los compromisos derivados de aquel encuentro.
La tensión en el tema migratorio se agravó con el masivo desplazamiento de niños, algunos acompañados por familiares, pero muchos encomendados a traficantes que, a escasos metros de la frontera, los enviaban solos a entregarse a los agentes de Migración. La avalancha se ha ido reduciendo “en más de 50%”, al señalar los peligros a que se exponen los migrantes menores y, sobre todo, a enfrentar la publicitada campaña engañosa de fronteras abiertas.
El problema de la migración vuelve a su lugar de origen donde deben atenderse las necesidades fundamentales, educación, salud, empleo, seguridad, en cumplimiento de los derechos de los niños y de las familias para lo que la corresponsabilidad habrá de marcar la línea común, compromiso real, no promesa, como punto de partida para disminuir y eliminar los desplazamientos, producto de la violencia, la inseguridad, el crimen organizado o la frustración.