El cocodrilo marino más grande que jamás se haya visto apareció en el desierto de Túnez. El colosal depredador prehistórico medía casi diez metros de largo y pesaba tres toneladas.
Los paleontólogos que encontraron la especie le dieron el nombre de Machimosaurus rex.
Aunque fragmentarios, los restos hallados en la roca de 120 millones de años bastaron para identificar al reptil como el miembro conocido más grande de un linaje de cocodrilos muy peculiar, el cual se pasaba la vida casi completamente en el mar.
“Es un descubrimiento fabuloso en una parte del mundo que no ha sido bien explorada en busca de fósiles”, dice Stephen Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo, quien no participó en el nuevo estudio.
Los fósiles, que incluyen un cráneo y algunos huesos, fueron descubiertos por Federico Fanti y sus colegas de la Universidad de Boloña, Italia, con apoyo de la Sociedad National Geographic, publica la página de NatGeo en su sitio web.
Tremenda mordida
Los científicos aún esperan encontrar un esqueleto más completo para determinar, exactamente, cuán grande era Machimosaurus rex. Sin embargo, suponiendo que la especie tuviera las proporciones de sus parientes más cercanos, Fanti calcula que Machimosaurus rex medía 9.6 metros de largo.
Aun cuando no era tan grande como sus parientes lejanos de agua dulce, surgidos en épocas posteriores, ese tamaño hace de Machimosaurus rex el habitante marino más imponente del árbol genealógico de los cocodrilos.
Hace 110 millones de años vivió el cocodrilo de agua dulce más grande de todos los tiempos, Sarcosuchus imperator, que podía medir hasta 12 metros de largo y pesar hasta ocho toneladas. No obstante, muchos linajes de cocodrilos se han extinguido desde la época de ese y otros gigantes, como el caimán Deinosuchus, quedando solo los cocodrilos marinos modernos estrechamente emparentados.
Los dientes del nuevo carnívoro sugieren que se alimentaba en un océano antiguo. “Machimosaurus rex tenía dientes gruesos, relativamente cortos y redondeados”, informa Fanti, “y un cráneo enorme, con capacidad para una fuerza de mordida sorprendente”.
Ese conjunto de rasgos lleva a Fanti a sugerir que el cocodrilo era un cazador generalista que atacaba una gran variedad de presas, incluyendo tortugas marinas grandes.
“Es posible que fuera un depredador de emboscada, que merodeaba aguas someras cazando tortugas y peces, y tal vez aguardaba a que algunos animales terrestres se acercaran mucho a la orilla”, agrega Brusatte.
Superviviente tenaz
Para los científicos, el aspecto más relevante de Machimosaurus rex no es tanto su tamaño, sino la época en que vivió.
Desde hace tiempo, los paleontólogos han debatido si hubo o no una extinción masiva al final del periodo Jurásico, hace unos 145 millones de años. Y los teleosáuridos, grupo que incluye a Machimosaurus, se cuentan entre los que presuntamente desaparecieron.
Una reconstrucción de Machimosaurus rex, basada en los huesos fósiles descubiertos (blanco), muestra su tamaño comparado con un humano.
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En vez de ser un exterminio rápido, la extinción pudo ser una transición más paulatina. “En nuestra interpretación”, dice Fanti, “el acontecimiento de fines del Jurásico tuvo efectos globales, pero lo más probable es que fuera una secuencia compleja de crisis biológicas locales, la cual aún no ha sido debidamente documentada”.
Uno de los misterios sin respuesta es porqué los cocodrilos marinos no recuperaron su gloria pasada. Si bien la familia de Machimosaurus rex sobrevivió más tiempo del esperado, no pareció prosperar como hizo durante el Jurásico.
Aunque Machimosaurus rex sin duda tenía un tamaño impresionante, agrega Brusatte, “es muy probable que estuviera condenado a la extinción”.