Mientras la Casa Hogar La 72 prepara diversas actividades para recordar a los inmigrantes que fueron masacrados por Los Zetas en San Fernando, Tamaulipas, los indocumentados centroamericanos continúan llegando por decenas a ese lugar para buscar refugio y descanso para continúar su viaje hacia Estados Unidos.
Tal es el caso de una madre hondureña, que salió hace tres semanas de Tegucigalpa por amenazas de las maras, según relató a la cadena hispana Univisión. 'Si regreso tengo miedo que me maten. Y también tengo miedo de llegar a Estados Unidos y que me metan presa', dice la mujer, que llegó el domingo pasado a La 72.
Su objetivo es cruzar a Texas, donde espera pedir asilo. 'Aquí nos dieron lugar para descansar. En el último tramo en Guatemala caminamos 56 kilómetros en un día a entero y una noche hasta que llegamos a la frontera con México. Cuando atravesamos nos dirigimos al centro donde ahora estamos esperando seguir el viaje al norte', agregó.
'Por el camino uno encuentra gente que le da agua a los inmigrantes. Llegamos bien. Pero cuando teníamos que cruzar a México lo hicimos a escondidas, por el monte, para que no nos vieran. De ahí nos dirigimos al centro', dice la atemorizada mujer.
Los indocumentados albergados en La 72 participaron en un homenaje a los inmigrantes masacrados por los Zetas hace 6 años. Foto: El Universal.
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Carolina, otra inmigrante de origen hondureño, se unió a una representación artística de la masacre interpretando el papel de uno de los pistoleros. ¿Por qué sicario Carolina?, la cuestionaron los medios mexicanos, la joven repondió que tomó ese papel porque le da mucho miedo los gritos y la oscuridad, y se imagina el sufrimiento de los 72 en San Fernando.
'Cuando ellos llegan (zetas) preguntan su quieren trabajar para ellos, si tenemos familia en Estados Unidos, y en ese momento cuando los migrantes no aceptan a trabajar con ellos entonces ahí es cuando los masacran. Yo como coyote soy el que los lleva y siento tristeza porque ahí murió mi primo', explica Fernando.
Así, mientras las autoridades mexicanas continúan sin resolver el asesinato de los 72 inmigrantes cuyo objetivo de alcanzar el sueño americano quedó enterrado en San Fernando de Tamaulipas, cientos de indocumentados continúan intentando llegar a donde los 72 no pudieron.