Washington, Estados Unidos.
En un nuevo giro de una campaña totalmente impredecible, el controversial candidato republicano, Donald Trump, da marcha atrás en su retórica antiinmigrante y ahora busca seducir el codiciado voto hispano en Estados Unidos.
El magnate dejó de lado sus propuestas estrellas de levantar un muro en la frontera con México y deportar a los 11 millones de indocumentados, y ayer volvió a dejar en shock a sus simpatizantes al anticipar que esta semana presentará un plan para regularizar a los sin papeles, lo que se traduce en una reforma migratoria.
Trump reconoció que “existe un gran problema con los 11 millones de personas que están aquí, y deportarlos no es posible ni humano”, dijo Jacob Monty, un abogado de Texas especializado en asuntos migratorios que forma parte del Consejo Nacional Hispano de Asesoramiento, que se reunió con el multimillonario el sábado pasado en Manhattan. Su nueva jefe de campaña, Kellyanne Conway, ratificó que el candidato presidencial pretende definir en las próximas semanas los detalles de su plan de inmigración que incluirá una vía para legalizar a millones de inmigrantes ilegales.
¿Deportaciones no van?
Preguntada sobre si dicho plan incluiría una “fuerza de deportación”, que Trump había solicitado, Conway dijo que “está por decidirse”.
El multimillonario, que se derrumbó en los sondeos tras la convención republicana el mes pasado, declaró al grupo de hispanos conservadores que su plan garantizará un estatuto legal a los inmigrantes indocumentados, “que no serán ciudadanos, pero estarán autorizados a estar aquí sin temor a ser deportados”, agregó Monty.
Si esto es verdad, constituiría una gran rectificación de un candidato que comenzó su campaña a la presidencia con la promesa de construir un muro gigante en la frontera con México, al tiempo que acusó a los inmigrantes ilegales mexicanos de ser delincuentes y violadores.
“Lo que Donald Trump dijo ayer en esa reunión difiere muy poco de lo que ha dicho públicamente, incluso durante su discurso en la convención el mes pasado en Cleveland”, declaró Conway.
“Trump entiende que este es un tema que es importante para la comunidad hispana y quiere encontrar una manera de tratarlo de una manera que esté dentro de la ley y de una manera compasiva”, afirmó José Fuentes, exfiscal de Puerto Rico y asesor del magnate.
Por su parte, la nicaragüense Helen Aguirre, portavoz del Comité Nacional Republicano, dijo que Trump fue “muy categórico al decir que busca una reforma migratoria justa”.
En un nuevo giro de una campaña totalmente impredecible, el controversial candidato republicano, Donald Trump, da marcha atrás en su retórica antiinmigrante y ahora busca seducir el codiciado voto hispano en Estados Unidos.
El magnate dejó de lado sus propuestas estrellas de levantar un muro en la frontera con México y deportar a los 11 millones de indocumentados, y ayer volvió a dejar en shock a sus simpatizantes al anticipar que esta semana presentará un plan para regularizar a los sin papeles, lo que se traduce en una reforma migratoria.
Trump reconoció que “existe un gran problema con los 11 millones de personas que están aquí, y deportarlos no es posible ni humano”, dijo Jacob Monty, un abogado de Texas especializado en asuntos migratorios que forma parte del Consejo Nacional Hispano de Asesoramiento, que se reunió con el multimillonario el sábado pasado en Manhattan. Su nueva jefe de campaña, Kellyanne Conway, ratificó que el candidato presidencial pretende definir en las próximas semanas los detalles de su plan de inmigración que incluirá una vía para legalizar a millones de inmigrantes ilegales.
¿Deportaciones no van?
Preguntada sobre si dicho plan incluiría una “fuerza de deportación”, que Trump había solicitado, Conway dijo que “está por decidirse”.
El multimillonario, que se derrumbó en los sondeos tras la convención republicana el mes pasado, declaró al grupo de hispanos conservadores que su plan garantizará un estatuto legal a los inmigrantes indocumentados, “que no serán ciudadanos, pero estarán autorizados a estar aquí sin temor a ser deportados”, agregó Monty.
Si esto es verdad, constituiría una gran rectificación de un candidato que comenzó su campaña a la presidencia con la promesa de construir un muro gigante en la frontera con México, al tiempo que acusó a los inmigrantes ilegales mexicanos de ser delincuentes y violadores.
“Lo que Donald Trump dijo ayer en esa reunión difiere muy poco de lo que ha dicho públicamente, incluso durante su discurso en la convención el mes pasado en Cleveland”, declaró Conway.
“Trump entiende que este es un tema que es importante para la comunidad hispana y quiere encontrar una manera de tratarlo de una manera que esté dentro de la ley y de una manera compasiva”, afirmó José Fuentes, exfiscal de Puerto Rico y asesor del magnate.
Por su parte, la nicaragüense Helen Aguirre, portavoz del Comité Nacional Republicano, dijo que Trump fue “muy categórico al decir que busca una reforma migratoria justa”.
