La masacre de Dallas (Texas), donde anoche 5 agentes resultaron muertos y otros 6 heridos en un tiroteo protagonizado por varios francotiradores, es uno de los ataques más graves cometido contra las fuerza del orden en EUA y supone un nuevo episodio de violencia por la actuación policial con afroamericanos.
Un joven identificado como Ismael DeJesus grabó desde el balcón de un hotel el momento en que uno de los tiradores, apostado en la entrada de un edificio, intercambiaba disparos con un grupo de policías que estaban a una distancia prudente.
En ese momento, un agente se acercó corriendo, buscando sorprender al tirador. Pero ocurrió lo contrario: escondido detrás de una columna, el atacante rodeó al oficial sin que se diera cuenta y le disparó a sangre fría con su rifle AR15.
'El policía trató de abatirlo en un enfrentamiento uno a uno, pero no le fue muy bien. Es muy trágico lo que ocurrió', contó DeJesus en diálogo con la CNN.
Según la Policía de Dallas al menos dos francotiradores atacaron a agentes de la policía. Las autoridades también afirmaron que los sospechosos amenazaron con plantar una bomba y han pedido ayuda del FBI para atender la posible amenaza.
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