El papa Francisco denunció este miércoles la 'tragedia humana' que viven los migrantes que huyen de la pobreza, la violencia y el crimen en sus países, al cerrar su gira por México en una multitudinaria misa en Ciudad Juárez, seguida por miles de feligreses en ambos lados de la frontera con Estados Unidos.
'Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global', dijo Francisco en la ceremonia. El papa agregó que 'son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado'.
Centenares de latinos que, procedentes de todos los rincones de Estados Unidos, han cruzado a México para asistir en vivo a la visita del pontífice a la frontera.
La mayoría son de El Paso (Texas), una ciudad de 675.000 habitantes con un 80 % de población hispana que comparte algo más que una división fronteriza con Juárez.
Flor Rueda y su hermana Margarita son precisamente de El Paso. A ellas les tocaron dos de las 10.000 entradas que las iglesias católicas a este lado de la frontera rifaron entre sus feligreses para la misa que reunirá esta tarde a 220.000 personas en Ciudad Juárez.
El Papa oró por los migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos.
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Las hermanasa no quisieron esperarse a la misa y cruzaron ayer martes a Ciudad Juárez 'para ver cómo estaba todo' y no quedar bloqueadas en los atascos que se prevé sufrirán hoy los puentes internacionales.
'Mucha gente quiere ir, pero tiene miedo a cruzar a México. Algunos por la violencia, otros simplemente porque no tienen pasaporte y no podrían regresar. Ese es un problema', explicó a Efe Rueda, quien tiene familia al otro lado de la frontera.
Una multitud de feligreses recibió al Papa Francisco en Ciudad Juárez.
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Aunque Ciudad Juárez no es lo que era, la inseguridad sigue en boca de muchos: 'No hablen mucho para que no sepan que no son de aquí', aconsejaba este martes una mujer a un grupo de amigas llegadas desde California para la ocasión.
Muchos de los que viajan lo hacen sin entrada para la misa -como hacen los 'hooligans' ingleses en las citas futbolísticas de nivel-, con el único objetivo de ver al papa Francisco de cerca cuando pase con el papamóvil y quedarse con el recuerdo.
'Yo viví por muchos años con miedo de que me fueran a agarrar pero al final logré mi sueño, aunque siento que ya Estados Unidos sobrepasa las reglas separando a familias de migrantes' , dijo a la AFP Conchita Somosa, una trabajadora social de 60 años que desde hace 16 es ciudadana estadounidense.
María Cruz Bautista, de 62 años, también hizo el viaje desde Chicago para reunirse con su familia en Juárez y ver este día 'histórico' para su herida ciudad natal, que dejó a los 14 años.
Dijo que esperaba ansiosa las palabras que Francisco pronunciará como 'un mensaje positivo, no nada más para la gente de ambos lados (de la frontera), sino para los gobernantes, para que tengan más piedad y más consideración para los migrantes' que cruzan el río Bravo.
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La mayoría de los migrantes que atraviesan ese río son centroamericanos que huyen de la violencia y la pobreza de sus países y se juegan la vida al atravesar México, donde son víctimas de extorsiones, secuestros e incluso asesinatos por parte del crimen organizado.
Después de lanzar mensajes duros contra el narcotráfico y la corrupción en su gira por México, está previsto que el papa se enfoque en la dramática situación de los migrantes en un mensaje que tendrá eco en ambos lados de la frontera.
Se estima que más de 200.000 personas asistirán a la misa en Ciudad Juárez, que será retransmitida por pantalla gigante al otro lado de la frontera en un estadio de El Paso, Texas, con capacidad para 51.000 asistentes.