En sus cinco días en México el papa Francisco no consumirá ningún pan milagroso como el que, según el libro del Éxodo, fue enviado por Dios para alimentar al pueblo de Israel en el desierto; su menú estará acorde a la imagen de humildad que pretende dar, frugal, sin carnes rojas, alcohol ni picante.
Aunque nació en Argentina, uno de los países mayores consumidores de carne en el mundo, el sumo pontífice se alimentará en México de aves y pescado, verduras, fruta y algún zumo natural y se hidratará con un agua baja en sales que traerá del Vaticano, según los organizadores de la visita.
Francisco llegará a México el viernes próximo a las 19.30 hora local (01.30 GMT) y, después de un recorrido que miles de católicos alumbrarán con sus teléfonos móviles y linternas, pernoctará en la Nunciatura Apostólica, donde cenará pollo con arroz.
Las autoridades mexicanas ultiman detalles para la visita del Papa.
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Aunque a inicios de este año el máximo jerarca del Catolicismo le preguntó a un mexicano en la Santa Sede si le iban a dar tequila en su visita al país, aquello fue una broma. Su menú en Ciudad de México, Morelia, San Cristóbal de la Casas y Ciudad Juárez no incluirá alcohol.
Y es que a sus 79 años, Jorge Mario Bergoglio, el papa número 266 de la Iglesia católica, cuida su alimentación; evita las carnes rojas y no ingiere alcohol, lo que han tomado en cuenta los organizadores de la visita que arrancará el viernes y concluirá el próximo miércoles.
'Soy una elegida, Dios me ha dado un regalo grande', aseguró a Efe María Socorro Arizmendi, la hermana del obispo de San Cristóbal de las Casas, quien cocinará la comida del visitante el lunes 15 cuando Francisco visitará esa ciudad del sureño estado de Chiapas.
Los mexicanos se preparan para recibir la visita de Francisco el próximo viernes.
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La mujer con nombre de virgen le ha cocinado a decenas de obispos y cardenales, pero será dentro de cinco días cuando tendrá su graduación culinaria cuando cocine para el papa un menú a base de arroz blanco, pollo, champiñones y fruta.
Socorro cuenta que el Vaticano giró instrucciones de cómo alimentar al santo padre y entre los requerimientos está la ausencia de chile en sus platillos.
Después de cada comida en México, el papa dormirá una siesta corta. En Ciudad Juárez compartirá la mesa con no menos de cinco personas y, después de alimentarse, tendrá unos 15 minutos en un cuarto con aire acondicionado, preparado con un escritorio pequeño, un reclinatorio y un crucifijo.
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En México, uno de los países de mayor variedad de alimentos en el mundo, pondrá en práctica esa máxima de su vida, no con un 'maná' milagroso como el del Éxodo, sino con platillos nutritivos y poco lujosos, suficientes para mantener la vitalidad ante un pueblo con millones de personas que lo adoran.