Desde sus días de estudiante, Hillary Clinton buscó el éxito, los honores y el reconocimiento, y la ambiciosa exprimera dama logró conseguir prácticamente todos sus objetivos de su larga carrera, menos la presidencia de Estados Unidos, una obsesión de décadas.
Su sueño parecía en vías de cumplirse en las campañas presidenciales de 2008, pero en ese momento su camino se cruzó con el de un carismático senador de Illinois, llamado Barack Obama, quien la derrotó en la interna demócrata y luego se instaló en la Casa Blanca.
Al lado de su marido, Bill Clinton, formó un simbiótico y todopoderoso tándem político que se mantuvo en el centro de la escena política estadounidense desde 1977, un año antes que Bill conquistara el gobierno del sureño Estado de Arkansas.
Ahora, Hillary se encuentra en el medio de la pelea de su vida contra otro senador, Bernie Sanders, quien busca repetir la hazaña de Obama y sorprenderla en el inicio de las primarias demócratas, que arrancan el lunes en Iowa.
Hillary trata de usar su imagen de abuela para ganar el apoyo de las masas.
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En este capítulo de su vida, Hillary cambió de discurso. Aún se presenta como la abanderada de las mujeres estadounidenses, una imagen que buscó desempeñar desde sus inicios como abogada, pero ahora también se exhibe como una mujer madura que acaba de ser abuela. Abrazada a su reputación de luchadora, Clinton busca ahora convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos.
El camino a Yale
Hillary Diane Rodham nació el 26 de octubre de 1947 y se crió en un hogar de clase media en un suburbio de Chicago llamado Park Ridge. Sentía adoración por su madre y llegó a describir a su padre, nacido de inmigrantes galeses, como un hombre rígido e inflexible.
En 1969 logró ingresar a la prestigiosa Facultad de Derecho de la Universidad de Yale, donde conoció a un joven rubio, llamado Bill Clinton, y su vida cambió para siempre. Después de trabajar para el Fondo de Defensa de la Infancia, y por un período en la comisión que en Washington investigaba el escándalo Watergate, Hillary dejó todo y se instaló en Arkansas, junto con Bill.
Su esposo, el expresidente Bill Clinton, aparece en constantes actos de campaña para darle su apoyo.
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Poco más tarde Bill fue elegido gobernador de Arkansas, y luego llegó a la Casa Blanca en 1992, convirtiéndose así Hillary en la primera dama. Sin embargo, en 1998 sufrió intensa humillación cuando quedó al descubierto el escandaloso caso que envolvía a su marido y una becaria de la Casa Blanca llamada Monica Lewinsky, pero un sondeo del instituto Gallup descubrió que Hillary terminó ese año terrible con una popularidad de 67%, un récord.
Tras perder las primarias contra Obama, Hillary se convirtió la secretaria de Estado, donde fue apabullada por el escándalo en su insistencia de usar una cuenta personal de correo electrónico en vez del sistema gubernamental, consolidando en sus detractores la convicción de que ella se considera por encima de la ley y las normas.
Hillary tiene una ambición por el poder desde 2008.
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Además de no poseer mecanismos de seguridad, el servidor privado utilizado por Hillary como secretaria de Estado en la práctica quedó fuera del escrutinio oficial. En 2014 afirmó que ella y Clinton estaban en la quiebra cuando salieron de la Casa Blanca, aunque poseían una casa evaluada en dos millones de dólares.
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Posteriormente, los dos hicieron varios millones de dólares cada uno con honorarios por dictar conferencias.