Tras el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, anunciado por los presidentes de ambos países hace más de un año, miles de cubanos emigraron masivamente de la isla por temor a que Washington elimine la ley de Ajuste Cubano y la política de “pies secos/pies mojados”. Mediante estas leyes, miles de isleños, que logran tocar territorio estadounidense, pueden solicitar la residencia permanente un año después; mientras que los interceptados en el mar son devueltos a la isla.
En su ruta migratoria, los cubanos atraviesan Centroamérica y México. Y aunque Costa Rica no era el peor obstáculo que debían enfrentar, ahora hay más de 5,000 migrantes varados en la frontera de ese país con Nicaragua, que el pasado 17 de noviembre decidió cerrar sus fronteras para evitar el paso a la avalancha de cubanos.
Así, la crisis de los migrantes, la mayor para Costa Rica desde las guerras centroamericanas de los años 80, mantiene ocupadas a las autoridades ticas desde mitad de noviembre, después de detener el flujo ilegal que desde 2012 cruzaba toda Centroamérica y México de la mano de redes de tráfico de personas. El Gobierno intentó regularizarlos con visas de tránsito que debieron ser renovadas porque en la frontera norteña de Peñas Blancas, en Nicaragua, fueron rechazados por las fuerzas policiales.
Dicha medida ha desatado un cisma en la unión de la región, luego de que tras varias reuniones del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) la negativa del Gobierno de Nicaragua a ceder el paso a los migrantes se extendió a Guatemala y Belice, que también se negaron a servir de ‘puente humanitario’, para el traslado de los mismos.
Costa Rica entregó cerca de 2,000 visas de tránsito para los cubanos que van hacia EUA
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El rechazo de los tres países provocó que el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, decidiera suspender su participación dentro del SICA en protesta por lo que considera una falta de solidaridad de sus vecinos.
Además, las autoridades costarricenses anunciaron que no permitirán ni un solo nuevo migrante de los que arriban desde Ecuador a través de Colombia y Panamá. Y ayer mismo, iniciaron las deportaciones de más de 50 cubanos que arribaron ilegalmente al país.
Mientras tanto, miles de migrantes pasaron las festividades navideñas en 12 albergues que el Gobierno de Costa Rica ha habilitado en la frontera a manera de refugio.
En Panamá, otro millar de cubanos espera que la ruta migratoria se retome, ya que la reciente decisión de Costa Rica de suspender la extensión de visas los dejó varados en Panamá, desde donde De Saint Malo cataloga el tema migratorio como un asunto principalmente humanitario y de derechos.
Esperanza. La próxima reunión de los países centroamericanos para abordar una solución a la crisis se llevará a cabo el próximo lunes en Guatemala, nación que Costa Rica ha señalado por negarse a ser partícipe de un puente aéreo para permitir el tránsito de los cubanos.
Dicha estrategia propone que los migrantes puedan viajar de San José a Honduras, de ahí a Guatemala y, luego, a México y EUA.
El planteamiento tiene aceptación en Honduras y México e, incluso, en Estados Unidos, pero el presidente guatemalteco, Alejandro Maldonado, no comparte que se establezcan “diferenciaciones” entre la migración cubana y la procedente de países centroamericanos que no tienen el mismo trato en EUA.
Además, Managua también acusó a Costa Rica de “provocar y manipular” la situación para legitimar las políticas migratorias estadounidenses, las cuales otorgan grandes beneficios a los cubanos que lleguen a ese país de manera irregular.
Entretanto, el Gobierno de Honduras, que asumió la presidencia temporal del SICA, busca asumir el liderazgo en la situación para lograr el regreso de Costa Rica al sistema.