Brasília, Brasil.
El proceso con miras a la destitución de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quedó suspendido hasta la semana próxima por una decisión judicial, pero la oposición alertó ayer de que el trámite no ha concluido y ajustó sus piezas de cara a su reanudación.
El proceso contra Rousseff comenzó el pasado martes en el pleno de la Cámara de Diputados, con la elección de los primeros miembros de una comisión que analizará las acusaciones, pero fue suspendido por una decisión del Tribunal Supremo anunciada casi a la medianoche.
La corte aceptó una demanda del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) contra el carácter secreto de la votación para escoger a los miembros de la comisión, alegando que toda elección en la Cámara baja debe ser abierta.
El paréntesis abierto por la corte fue aprovechado por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la mayor fuerza de la oposición en el país, para acomodar sus piezas para los próximos embates, en los que jugará un papel clave la disidencia del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente Michel Temer, primero en la línea sucesoria en caso de una destitución.
El PSDB afirmó ayer que el nuevo rechazo del Tribunal de Cuentas a los balances del Gobierno de Dilma prueban que la mandataria “cometió delitos”. Además, la oposición destituyó al jefe del grupo de esa formación en la Cámara Baja, Leonardo Picciani, un político muy cercano a Rousseff.
Sin apoyo
Los inversores piensan igual. La Bolsa de Sao Paulo cerró en alza de 3.75%, alentada por lo que varios operadores interpretan como una posibilidad de un desgaste de Rousseff si el procedimiento de destitución se prolonga. El mercado considera que Rousseff ya no tiene capacidad política para enfrentar la mayor recesión en décadas, y ya apuesta a un nuevo Gobierno encabezado por el vicepresidente Michel Temer, distanciado pero comprometido a no perjudicar a la mandataria.
Rousseff ya sido blanco de protestas callejeras y para este domingo están programadas manifestaciones en todo el país a favor de su destitución promovidas por grupos que se dicen hartos de la corrupción.
El proceso con miras a la destitución de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, quedó suspendido hasta la semana próxima por una decisión judicial, pero la oposición alertó ayer de que el trámite no ha concluido y ajustó sus piezas de cara a su reanudación.
El proceso contra Rousseff comenzó el pasado martes en el pleno de la Cámara de Diputados, con la elección de los primeros miembros de una comisión que analizará las acusaciones, pero fue suspendido por una decisión del Tribunal Supremo anunciada casi a la medianoche.
La corte aceptó una demanda del Partido Comunista do Brasil (PCdoB) contra el carácter secreto de la votación para escoger a los miembros de la comisión, alegando que toda elección en la Cámara baja debe ser abierta.
El paréntesis abierto por la corte fue aprovechado por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), la mayor fuerza de la oposición en el país, para acomodar sus piezas para los próximos embates, en los que jugará un papel clave la disidencia del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente Michel Temer, primero en la línea sucesoria en caso de una destitución.
El PSDB afirmó ayer que el nuevo rechazo del Tribunal de Cuentas a los balances del Gobierno de Dilma prueban que la mandataria “cometió delitos”. Además, la oposición destituyó al jefe del grupo de esa formación en la Cámara Baja, Leonardo Picciani, un político muy cercano a Rousseff.
Sin apoyo
Los inversores piensan igual. La Bolsa de Sao Paulo cerró en alza de 3.75%, alentada por lo que varios operadores interpretan como una posibilidad de un desgaste de Rousseff si el procedimiento de destitución se prolonga. El mercado considera que Rousseff ya no tiene capacidad política para enfrentar la mayor recesión en décadas, y ya apuesta a un nuevo Gobierno encabezado por el vicepresidente Michel Temer, distanciado pero comprometido a no perjudicar a la mandataria.
Rousseff ya sido blanco de protestas callejeras y para este domingo están programadas manifestaciones en todo el país a favor de su destitución promovidas por grupos que se dicen hartos de la corrupción.