El Gobierno de El Salvador, que enfrenta una crisis de inseguridad y violencia, se prepara para enfrentar una nueva amenaza: la supuesta unificación de las maras Barrio 18 y MS-13,
Luego de que el Gobierno lanzara una ofensiva militar y policial contra las pandillas, los cabecillas de estas estructuras criminales estarían negociando su unificación para contrarrestar las fuerzas de seguridad del Estado, convirtiéndose así en la Mara 503.
Las autoridades salvadoreñas advierten que esta amenaza podría prolongarse a Honduras y Guatemala, según una investigación realizada por el diario mexicano El Universal.
El gobierno de El Salvador mandó a la policía y el Ejército a las calles para resguardar a los ciudadanos de las amenazas de las maras.
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El 503 es el sufijo telefónico internacional de El Salvador y el objetivo de los pandilleros es ganar capacidad de ataque, aglutinar fuerzas, coordinar operaciones y seguir consolidándose como mafia del crimen organizado.
El secretario de Comunicaciones de la presidencia de El Salvador, Eugenio Chicas, señaló al ex guerrillero Raúl Mijango, como el cerebro de la maniobra de las pandillas, que en los últimos meses han protagonizado cruentos atacates contra la policía, dejando un saldo de 41 agentes asesinados.
Mijango confirmó que existe el plan de la unificación de las maras. 'Es un proceso. En algunos grupos de pandillas hay una discusión para constituirse como instancia federada para poder enfrentar de mejor manera la guerra que libran contra el Estado. Pero eso es más consecuencia natural de la acción que el Estado desarrolla en su contra'.
Fuentes policiales centroamericanas advirtieron que como la máxima jefatura de las maras salvadoreñas, guatemaltecas y hondureñas está en El Salvador, la acción de unificarse podría ser emulada por las pandillas de Honduras, que se convertirían en la 504 y Guatemala, la 502, reseña el Universal.
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En el primer semestre de este año, según fuentes oficiales, se registraron 2.865 asesinatos en El Salvador (15,8 por día), por encima de los 1.840 del mismo período de 2014.
Según las autoridades salvadoreñas, las pandillas tienen unos 72.000 miembros, de los cuales cerca de 13.000 están encarcelados por homicidios, extorsiones y otros delitos.