Diecisiete meses después de su captura, el “Chapo” Guzmán vuelve a ser el narcotraficante más buscado. El líder del cartel de Sinaloa consiguió fugarse por segunda vez de una cárcel de máxima seguridad. En la primera ocasión, en 2001, lo consiguió escondiéndose en un carrito de ropa sucia. Esta vez lo hizo a lo grande.
La última vez que se le vio fue el sábado por la noche cuando entró a la zona de las duchas, lejos del alcance de las cámaras de seguridad.
El comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, explicó que, al ver que el tiempo se prolongaba y que el delincuente no salía, los guardas entraron y descubrieron “un hueco de 50 por 50 centímetros y 1.5 metros de profundidad” debajo de una de las regaderas.
El agujero, por el que el “Chapo” pudo pasar gracias a su corta estatura (1.55 metros), desembocaba en un conducto vertical de unos 10 metros de profundidad “con una escalera” que comunicaba a su vez con un túnel “que en línea recta representa más de 1,500 metros”, indicó Rubido.
El túnel es una completa obra de ingeniería que contaba con tubería de pvc para ventilación, alumbrado y una motocicleta adaptada sobre rieles que al parecer fue usada para sacar la tierra. Desemboca a un inmueble en construcción en el que fueron hallados “mobiliario, enseres y otros objetos que indican que había presencia de trabajadores o veladores”, añadió Rubido.
Empieza la cacería
Las autoridades mexicanas decretaron el nivel máximo de alerta e iniciaron la investigación para esclarecer cómo pudo ser posible construir una obra de tal magnitud sin despertar las sospechas de los funcionarios de la cárcel de máxima seguridad del país. Desde su inauguración, en 1991, nadie había conseguido escapar de El Altiplano.
El presidente, Enrique Peña Nieto, aseguró que la fuga “es una afrenta al Estado” y reclamó “una investigación a fondo para determinar si ha habido servidores públicos en complicidad o involucrados”. El mandatario habló desde París adonde ayer empezó una visita de Estado de cuatro días que no canceló pese a la relevancia de la noticia.
La fiscal general, Arely Gómez, confirmó que ya han detenido a 30 funcionarios, aunque no quiso especificar “para no entorpecer la investigación” si hay algún alto directivo entre ellos.
Arely Gómez, titular de la Procuraduría, inspecciona el túnel del escape.
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El ingeniero civil Alfredo Durrent calculó para Milenio que la construcción del túnel pudo haber tardado un año teniendo en cuenta que el volumen de los escombros llenaría hasta 352 camiones de tamaño estándar y considerando plausible que los cómplices del narco hubieran sacado solo un camión al día para no llamar la atención.