Adrián Escárate pudo finalmente cumplir su sueño: dar clases de tenis y asistir a un partido de fútbol en Chile, donde no había podido volver desde que llegó a los tres años con su familia a Estados Unidos donde vive como indocumentado.
Rhonda Salazar consiguió también el permiso y fue a México, pero la visita fue agridulce: para cuando llegó, ya su abuela había muerto. No obstante se alegra de haber conocido a muchos familiares y ver su ciudad natal, Cuernavaca, de la que salió cuando aún no cumplía un año con su madre rumbo al norte en busca de una mejor vida.
Ambos forman parte de los casi 639.000 jóvenes inscritos en el programa lanzado en 2012 por el gobierno de Barack Obama, conocido como DACA, que otorga permisos temporales de permanencia a indocumentados que fueron traídos de niños por sus padres a Estados Unidos.
Estos 'dreamers' (soñadores), como se les conoce, pueden solicitar bajo ciertas condiciones un documento que los autoriza a reingresar a Estados Unidos, lo que ha permitido a muchos latinoamericanos visitar sus países de origen luego de varias décadas.
'Una oportunidad inolvidable'
'Desde que tengo memoria, siempre quise volver, por lo menos a visitar, por el sentimiento que siempre nos inculcaron mis papás', explica a la AFP en Miami Escárate, quien a sus 26 años es profesor de tenis y declarado fanático del club Universidad de Chile, cuyo escudo tiene tatuado en el cuerpo.
'Fue una oportunidad inolvidable, fue un viaje muy rápido, pero lo disfruté mucho y realmente me abrió los ojos', dice Escárate,.
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'Fue una oportunidad inolvidable, fue un viaje muy rápido, pero lo disfruté mucho y realmente me abrió los ojos', dice.
El documento de reingreso es uno de los beneficios a disposición de los jóvenes inscritos en DACA, que además acceden a permisos de trabajo, licencias de conducir y becas para la universidad, indica a la AFP Randy Capps, experto del Migration Policy Institute.
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Si la persona cumple con los criterios para viajar (razones educativas, laborales o humanitarias, como emergencias familiares o de salud), el permiso no es difícil de obtener, explica Dan Berger, de la firma de abogados expertos en migración Curran & Berger.
El problema es que la aprobación lleva meses, lo cual dificulta realizar viajes a corto plazo, dice.