Los investigadores del accidente del Airbus A320 creen que el copiloto rechazó abrir la puerta de la cabina al comandante y accionó el descenso del avión 'con voluntad de destruir el avión' por razones que aún se desconocen, según informaron los expertos.
La información de las cajas negras que ha dilucidado las primeras conclusiones sobre qué provocó la tragedia del vuelo 9525 estrellado en los Alpes franceses, y filtrada a ‘The New York Times’ por un oficial de alto rango involucrado en la investigación, ha recordado un caso parecido ocurrido hace 16 años.
Los datos recogidos por el diario estadounidense afirman que en la grabación sonora puede apreciarse como uno de los pilotos sale de la cabina y, al volver, no puede entrar. Comienza a golpear la puerta –primero con suavidad y después mucho más fuerte– sin recibir respuesta por parte de su colega.
Algo similar tuvo lugar en octubre de 1999, cuando un avión de Egypt Air que volaba rumbo a Nueva York procedente de El Cairo, Egipto, cayó en picada en algún lugar del Oceáno Atlántico.
Egipto solicitó a Estados Unidos que se hiciera cargo de la investigación del caso en el que murieron 217 personas, y tras varios análisis de las cajas negras se llegó a la conclusión de que el copiloto había provocado el accidente a propósito, según reportó el diario El Confidencial. Lo que nunca se llegó a determinar fue el motivo para ello.
Sin embargo, todo apunta a una venganza como causa del incidente. Según las averiguaciones estadounidenses, el copiloto Gamil el-Battouti fue reprendido por un ejecutivo de la aerolínea –que iba como pasajero– por una conducta sexual inapropiada.
El piloto Hatem Rushd del Boeing 767 advirtió así a Gamil que ése sería su último vuelo. El copiloto le respondió: 'Éste será el último vuelo también para usted'.
'Pongo mi fe en manos de Dios'
Después, el copiloto aprovechó un momento en el que Hatem se levantó para ir al baño, tomó los mandos del avión y, según las grabaciones, comenzó a hablar en alto diciendo “tomo mi decisión ahora. Pongo mi fe en manos de Dios. Confío en Dios”.
La investigación concluyó afirmando que Gamil repitió la frase en árabe hasta en 11 ocasiones durante un minuto y medio a la vez que desconectaba los motores de la aeronave –que nunca registró problemas mecánicos–.
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La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos (NTSB) determinó como hipótesis que el accidente se había producido con intencionalidad. “Es la única explicación posible para esta catástrofe”, afirmaron apuntando al suicidio del copiloto –que estaba casado y tenía cinco hijos. Sin embargo, la investigación paralela llevada a cabo por Egipto concluyó que se trató de un fallo mecánico.