Entonando 'es el santo del pueblo, es el santo del pueblo', miles de salvadoreños y extranjeros marcharon este martes para recordar el 35 aniversario del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien será beatificado en mayo como símbolo de una iglesia comprometida con los pobres.
Previo a la marcha, devotos 'romeristas' asistieron a una misa en la pequeña capilla del hospital para cancerosos la Divina Providencia, en cuyo altar cayó muerto Romero por una bala que le disparó un francotirador de la ultra derecha el 24 de marzo de 1980.
El día antes de su asesinato, el arzobispo Romero había hecho un dramático llamado a los soldados a desobedecer órdenes de disparar contra el pueblo
'Debemos recordar a monseñor Romero como un hombre de bien, santo que derramó su sangre por su pueblo que le amó y le sigue amando', dijo el obispo Raúl Vera, de la diócesis de Saltillo, México, quien presidió la misa.
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En el altar, junto a Vera, estuvieron obispos de las iglesias anglicana y luterana, al lado de un cuadro con la imagen de monseñor Romero rodeado de arreglos de flores.
Durante el funeral de monseñor Romero en la catedral de San Salvador, el 30 de marzo de 1980, más de 100,000 fieles fueron dispersados a balazos por los soldados, que mataron a docenas de personas.
Tras su asesinato estalló la guerra civil de El Salvador, que duró 12 años (1980-1992) y cobró la vida de al menos 75,000 personas.